lunes, 29 de junio de 2009

El pisamierda

En mis tiempos de pasante en el banco estatal tuve la oportunidad de trabajar durante varios meses con un personaje muy singular. Lo apodaban "El Pisamierda". Era ordenanza, cargo que tenía asignada la enorme y complejísima tarea de llevar y traer documentación de un sector a otro, siempre dentro de la casa matriz. Recorría todas las áreas excepto Marketing, donde decidieron prohibirle la entrada para evitar la fetidez de su andar.
Álvarez, El Pisamierda, tenía la desdicha de hacer lo que su poco elaborado apodo indicaba, por lo menos dos veces por semana. No entiendo muy bien cómo le pasaba, pero era una constante comprobable en el tiempo como el crecimiento poblacional de Mozambique. O una ley física.
Los días que la desgracia no ocurría era muy agradable verlo, siempre dejaba una estela de buena onda. Pero cuando pasaba, la estela era otra. Tardábamos unos segundos, a veces minutos, en darnos cuenta si ese día de camino al banco desde su Almagro natal había pisado caca de perro o no. A veces pisaba caca muy vieja y el olor era casi imperceptible, otras era inaguantable. Siempre intentaba limpiarse, pero ineludiblemente algo quedaba y parecía concentrar toda la hediondez de lo que había removido.
Cuando entré en confianza, cada vez que lo veía venir le preguntaba "¿Y, Álvarez? ¿Hoy pisamos o no pisamos?". En general, su respuesta venía acompañada de un gesto triste. "Hoy pisé". Cuando no, le dedicábamos algunas hurras y le preparábamos un café.
Recibió muchas opiniones. Le aconsejaron comprar zapatos con suela lisa, para que no se le metiera entre las diagonales, hecho por demás desafortunado porque cuesta mucho más sacarla. Pero argumentó que necesitaba ese tipo de suela porque con la lisa se resbalaba.
También le propusieron que tuviera un par de zapatos suplente (limpio) en la oficina para que, en caso de ocurrir lo inevitable, tuviera una segunda oportunidad en su día laboral. Y acá viene lo increíble de esta historia: cuando se cambiaba el par ensuciado, al salir a almorzar volvía a sufrir su karma. Le pasó varias veces, Muchas. Demasiadas. Con lo raro que es encontrar perros o sus deshechos en el microcentro...
Le recomedaron visitar a una desatanudos. Fue, pero al analizar su situación, la pitonisa se persignó y lamentó no poder ayudarlo. Su destino -dijo- estaba sellado y lo único que le quedaba por hacer era mirar constantemente hacia abajo para evitar el triste encuentro entre su zapato y la caca. Y rezar. Rezar todos los días.
Una mañana de junio del '97, cuando se dirigía al subte junto a su compañero Rodríguez, otro de los ordenanzas del banco, un Renault 18 gris lo agarró de lleno y terminó con su vida. Según nos contara su colega, Álvarez venía profundamente concentrado mirando la acera, el cordón de la vereda lo sorprendió y cuando quiso detenerse ya fue demasiado tarde, el auto pasó a alta velocidad el semáforo en amarillo y lo levantó a un metro y medio del piso. Dijo Rodríguez que al verlo yacente sobre la Avenida Medrano, pudo comprobar que las dos suelas de sus zapatos estaban impolutas, como nunca antes las había visto.

martes, 23 de junio de 2009

20 mujeres para Javier (I)

Javo se acaba de separar luego de 11 años de convivencia seguida de matrimonio.

Por algún motivo, hace más o menos un año que establecimos un vínculo que bien podría llamarse "amistad unívoca": él me cuenta todo, me pide consejos, me busca cada vez que tiene algo divertido para contar y siempre espera y escucha mi opinión con profundo interés. Pero este intercambio va en un solo sentido y creo que soy yo el que no activa la doble mano, un poco porque siempre creí (prejuzgué) que no es mucho lo que puedo recibir de Javo, que su experiencia de vida no me serviría demasiado, ni siquiera cuando me establecí en el mundo de la monogamia, terreno por demás conocido por él. De todos modos es un gran compañero de laburo, de almuerzos y de fiestas laborales.

Hoy, al entrar al baño, lo vi lavándose la cara y acomodando su pelo -el más largo entre los hombres de la oficina- hacia atrás. Cuando se descubrió el rostro del todo, me enfrenté a sus lágrimas. Yo no tenía la menor idea de la causa y jamás me la hubiera imaginado; me la contó entre sollozos: anoche descubrió que su mujer -embarazada de cinco meses- tiene un amante. Agarró un bolso, metió lo que pudo, y se fue. Sin decirle nada, subió al auto y enfiló hacia la casa de sus padres.

No durmió. No sabe si va a volver a dormir. No puede pensar en otra cosa que en un pene extraño visitando la morada de su futuro hijo. ¿Será suyo ese hijo? Él mismo lo está dudando. Claro.


Sin saber qué decirle para aliviar su dolor, le di un abrazo y lo dejé llorar sobre mi camisa, que quedó empapada. No hablé. Y todavía no sé qué voy a decirle para ayudarlo, sin caer en lugares comunes e inservibles.

miércoles, 17 de junio de 2009

El dormilón

Hoy llegué a la oficina a las doce menos cuarto. Dado que mi compañera está de viaje por cuestiones laborales, nuestro sistema de doble alarma contra remolonamiento falló. Ella se llevó su despertador, y yo, que me quedé leyendo cuentos de Chéjov hasta las 3 A.M., olvidé reprogramar el mío. El resultado fue horrible, hay pocas cosas más desagradables que despertar solo, sin el reiterado pipipipí de mi reloj de mierda, y al abrir los ojos y mirar por la ventana para ver que la posición del sol (dado el ángulo que forma el ingreso de la luz en el dormitorio) no es la que debería ser, descubrir que algo anda mal. Primera señal de angustia. Y la angustia, cuando uno está muy dormido, es una mole demoledora, la bestia, el golem. Desenredé las sábanas a toda prisa antes de ver el reloj, sabiendo lo que me esperaba. Eran las diez y media.

Cuando se llega a esta situación, la primera sensación es de abatimiento. Las excusas se limitan seriamente: la mayoría de los motivos inventables deja de ser útil, por el simple hecho de no haber llamado temprano para avisar que estamos retrasados. Aún sentado en el inodoro con una supuesta diarrea matinal podría enviar un mensaje de texto. Cualquier motivo que incluya a un tercero también podría ser notificado correspondientemente, como así también un retraso por cuenta y orden de los medios de transporte. Quedarse dormido da muy poco margen a una mentira piadosa. Ante semejante adversidad, decidí seguir el consejo barato de un amigo que usa zapatos de goma, que siempre dice: "Si el problema tiene solución, ¿de qué te preocupás? Y si no la tiene, ¿de qué te preocupás?". Me relajé, y mientras me bañaba raudamente, decidí decir la verdad, .

Al llegar a la oficina, Mario me recibió con un "¡¡Buenas noches!!", gritado a viva voz. Hijo de una gran puta. Mi jefa me pidió que vaya a verla y me preguntó qué me había pasado. Sin rodeos, le dije que me quedé dormido. Le expliqué los detalles del descuido y su respuesta, seca, fue:
"La próxima vez, arbitrá los medios para que no te pase". Me levanté y me fui a calentar un café (lo que quedaba en el culo de la cafetera) de muy mal humor.

"Arbitrá los medios". Durante el día pensé qué cosa inteligente podría haberme dicho, en calidad de jefa de mala calidad. Y, a pesar de resultarme una respuesta muy pelotuda de su parte, llegué a la conclusión de que al igual que mis excusas, sus palabras no podrían haber sido mucho mejores, ni mucho peores.

Aprovecho para recomendarles la película de Woody Allen "El dormilón". Desopilante como pocas.

viernes, 12 de junio de 2009

Top five de temas subitivos

Hoy, aburrido como siempre, me armé un top five de los temas que más me levantan el ánimo. Muy variado en cuanto a estilos, los cinco temas tienen más de quince años.

Acá va:

(dejen cargar un 5% de cada tema antes de darle play)

N° 5: Everyday is like Sunday - Morrisey

http://www.goear.com/listen/97df06b/Everyday-Is-Like-Sunday-Morrissey



N° 4: December - Collective Soul

http://www.goear.com/listen/9bdbde5/December-(greco_vip)-Collective-Soul-


N° 3: Bette Davis eyes - Kim Carnes

http://www.goear.com/listen/d879887/Bette-Davis-Eyes-Kim-Carnes

N° 2: She sells sanctuary - The Cult

http://www.goear.com/listen/b31586a/She-Sells-Sanctuary-The-Cult

N° 1: Vanishing Point - New Order (no está en el otro sitio, perdón por la desprolijidad)

http://www.youtube.com/watch?v=XfY_lqlYUd4

jueves, 11 de junio de 2009

¿Dónde me ubico?

La ubicación en la oficina es un asunto muchas veces delicado. En general, existen ciertas pautas preestablecidas y tácitas (no están en ningún manual pero todos las conocemos) que son respetadas y aceptadas sin discusión.

En todas las oficinas que me ha tocado en suerte trabajar, el "layout" se dividía en tres sectores bien definidos y diferenciados:

- Sector de Lujo: ocupable sólo por altos cargos. Siempre tienen una ventana al exterior, si la oficina cuenta con vista al río, será gozada por ellos prioritariamente. Cuenta con excelente luz artificial, escritorios de maderas finas, amplio espacio al pedo y un inconfundible aroma de garca. Este sector está compuesto por oficinas individuales y en algunos casos cuentan con más de un escritorio y más de una terminal de trabajo, una con conectividad a la red de la empresa, y la otra con conexión independiente, para poder buscar putas en gemidos.com sin ser detectados por el control panóptico mencionado en otra entrada.

- Sector medio: mini-boxes, escritorios contiguos y/o enfrentados con una ubicación aceptable, a veces cuentan con buena luz natural. Normalmente este sector es ocupado por personal administrativo, línea media de gerencia comercial o de "research" y también, en los casos más favorecidos, por asistentes de bajo status de las mismas áreas. Facilitan el buen desarrollo de la envidia, el chusmerío, el serruchamiento de piso y, sobre todo, las bromas saladas. Es el sector más problemático a la hora de incorporar un nuevo elemento humano. Siempre se intenta dejar el peor lugar para el nuevo, pero cuando éste entra con algo de status y debe ocupar un espacio en el sector medio, muchos de los cohabitantes suelen convertirse en hermanastras de Cenicienta.

- Sector bajo (o triste, o villa, o elculodelmundo) : este es el sector destinado a la clase obrera de la oficina. El proletariado es confinado al lugar más incómodo y desagradable, ese que nadie quiere. No tiene ventanas, por eso es necesario abrir la puerta cada cinco minutos o directamente dejarla abierta todo el día para respirar aire no tan viciado, dado que además de no contar con ventilación, la densidad de población de este sector suele ser similar a la de Macao . Hacinamiento, malos olores, ruidos molestos y sobre todo una falta absoluta de comodidad, son moneda corriente. Suele ser ocupado por el área operativa, archivistas, cadetes y otros parias. Paradójicamente, en este sector es más fácil encontrar actitudes nobles, de buena convivencia y tolerancia. Pero las pésimas condiciones de hábitat también traen grandes discusiones y peleas bravas. A cuidarse.



Otro día hablaremos de esos lugares horribles, tenebrosos, impenetrables e incomprensibles llamados "Sala de Servidores" (o algo parecido, según la empresa).

lunes, 8 de junio de 2009

Epidemia de caraculosis

Hago una panorámica. Detrás de cada monitor, una cara de culo. Levanto el teléfono, una voz de culo. Voy a una reunión a media mañana y presencio una discusión (lucha grecorromana de caras de culo) entre el Gerente General y el de Ventas que promete una segunda parte a la brevedad. Me piden cosas ASAP y contesto con la misma cara que tienen todos. ¿Qué carajo pasa? La Selección ganó jugando horrible y sin merecerlo...¿será eso? No creo. ¿Tiene algo de especial este Lunes? Nada. Parece que una epidemia de caraculosis se está desatando. Caraculosis. Porque "caraculismo" es la ideología, la religión...la forma de vida de aquéllos que viven caraculeando. La caraculosis es la enfermedad. Tengamos cuidado, porque es fácilmente contagiosa, y lo más importante: le hace mucho peor al mundo de lo que creemos.

martes, 2 de junio de 2009

El último día

No aprovechó la situación para dormir un rato más, ni para compartir una fracción de tiempo matinal extra con su esposa y su hija. Cumplió su rutina como si fuera un día más, paso a paso, centímetro a centímetro. Llegó a la oficina a las 9 y mientras se preparaba una taza de café, entraron Nelly y Adela con igual cometido. Nelly lo abrazó en silencio durante cuatro segundos, y mostró sus lágrimas al separarse con el orgullo de una auténtica llorona de vocación. Luego se cruzó con los muchachos, que lo esperaban con una broma liviana de despedida: le desconectaron todos los cables de la pc y del teléfono y los escondieron en diferentes lugares, dejándole pistas escritas en papelitos para que los vaya buscando uno por uno a lo largo y a lo ancho de la oficina.

La sensación era rara pero conocida. Se localizaba corporalmente entre la nuez de Adán y el diafragma, no era constante pero permanecía ahí nomás, latente, y se activaba cada vez que alguien le preguntaba por su futuro, lejos de la oficina y la ciudad. Ese era el momento en el que se manfiestaba, algunas veces como una liberación explosiva de serotonina, otras veces más amesetada, pero bien reconocible. Era felicidad.

Había anunciado su renuncia dos meses antes, con toda la prolijidad que lo caracteriza. Le dio tiempo al Gerente General para reasignar sus tareas entre los que quedaban, porque se decidió no buscarle reemplazo. El semestre siguiente iba a ser muy duro y no tenerlo más en la nómina podría llegar a evitar el despido de algún compañero, decidido sin nombre propio desde casa matriz. Explicó cada detalle de sus tareas a los asignados con mucha antelación, para poder monitorear y corregir cualquier error que se pudiera producir. Entre sus responsabilidades contaba con un informe diario dirigido a la Comisión Nacional de Valores, que no admitía equivocaciones. Había ideado un esquema de triple control que hasta el momento, era infalible. Nunca se había enviado info a la CNV con un número mal puesto. Mérito de él....aunque no servía demasiado en el lugar al que iba a vivir el resto de su vida.

Se iba a Bocayuva, el pueblo del que provenía toda su familia, tanto la rama paterna como la materna. Tenían muchas hectáreas que en los últimos años traían más dolores que dólares, bajo sospecha de mala administración por parte de un primo de él. Lo convocaron para reestructurar el pasivo del campo, que ahorcaba peligrosamente. De paso, iba a estudiar posibilidades de diversificación de productos y de mercados para su colocación. Un gran golpe de timón, un giro coordinante para su vida. No soportaba más la ciudad y mucho menos la oficina. La cada vez más segura imposibilidad de progresar en el trabajo se combinó con los ataques de pánico recurrentes de su esposa, luego de sufrir un robo a mano armada a la salida de un cajero automático. El resultado: la decisión de irse. Y justo, justito, lo convocó su tío. No lo convocó por sus conocimientos agrícolas, sino por su sentido común y, sobre todas las cosas, su experiencia para relacionarse con gente de campo y de ciudad, indistintamente. Le esperaba una paga que superaba ampliamente la que recibía en la oficina, más tiempo libre para su familia, y una vida tranquila en un vergel.

Durante el día hizo algunos llamados para despedirse, contestó las dudas que habían quedado colgadas, y recorrió la oficina despidiéndose de cada uno. Se fue a las 6 en punto, ni un minuto antes.

El mundo acaba de perder un oficinista para siempre. El oficinismo ha perdido una gran persona. Otros lo reemplazarán, pronto. Pero éste, no vuelve más.