jueves, 30 de julio de 2009

El viejazo

Por algún razón del destino hoy fui el único hombre en toda la oficina, durante unos cuatro minutos. En ese lapso, como una ráfaga de viento que precede a las tormentas veraniegas, entró el Gerente de Ventas Regional, a quien le inventaron el cargo para no echarlo directamente cuando tuvo que resignar el puesto de Gerente General en manos de su amigo. Hizo un paneo veloz y al identificar mi presencia, me gritó desde la otra punta que me acerque.

- Vení, acompañame a tomar un café a la YPF y de paso te muestro una sorpresa.

En el ascensor comenzó un monólogo ininterrumpido y excitado.

-...Estoy como loco. Ayer fuimos al after de Town y me enfermé de calentura. No sabés qué lindo grupo armamos con los chicos del gym, son increíbles. La pasamos tan bien, hay tanta buena onda que varias veces se me acercaron otros para preguntarme si podían venir con nosotros a alguna cena de los jueves, y no es casual, es porque el grupo es sensacional. Yo soy el único casado con hijos, los demás son separados o solteros y hay un par sub 30, como les digo yo. Y la pasamos tan bien....Ayer volví a casa a las tres de la mañana. Adriana me quería matar, no sabés lo que me costó dibujarla. Lo que pasa es que es inevitable. Tengo 49 pirulos, ¿cuánto tiempo más creés que me queda de esta primavera? Mirá como estoy, superentrenado, voy al gym todos los días. Ni a los 20 estaba así. Y las chicas lo ven, lo notan, lo sienten. Ayer una se me acercó y me dijo "Me encantás". ¡¡Me encantás, boludo!!! ¡¡Ja!! Me volví loco, y encima cuando le dije que era el gerente de ventas de una financiera inglesa, la piba se puso peor, más cachonda. Porque era una piba, una nena. ¿Sabés cuántos años tenía? ¡¡Veintitrés!!!La piel tersa, suave...un caramelazo. ¿Me darías dos cafés? ¿Cuánto es? Quedate con el cambio. No sabés el culo que tenía...¡Me acuerdo y se me para de nuevo! Perdoná, es que estoy como loco. Nos besamos en los reservados y era como estar en primer año de la facultad, en esa época las hormonas me hervían a borbotones...bueno, ayer fue igual. Fuimos a un telo y no sabés lo que era la pendeja, una bestia. Yo le pedía que parara un poquito porque quería mirarla desnuda, la hice parar a dos metros para mirarla, nada más. Así, desnudita...¡era una cosa de locos! No sé qué pasó en estos treinta años, pero cuando yo era pendejo las minas no estaban tan buenas, y no eran tan putas, qué querés que te diga...Estoy como loco, perdoname. Y ojo, no es la primera, en estos últimos meses ya anduve con otras, pero eran de más de treinta. Lo de anoche fue tocar el cielo con las manos...Lo peor de todo es que llego a casa, y se me cae el cielo encima. La veo a Adriana y me quiero matar. Ella me lleva un año y parece mi vieja. Y no sólo por su aspecto, eh. Este último año casi no tuvimos sexo, cada vez que me acerco me saca cagando, siempre tiene una excusa, las dos o tres veces que lo hicimos fue porque ella tenía ganas. Yo sé que es la madre de mis hijos, que se preocupó por mi cuando tuve mis problemas de salud, que es mi gran compañera...pero yo no me quiero jubilar. Conozco muchos que se pusieron el pijama y se retiraron antes de los cincuenta. Pero yo no quiero. Vení, bajemos por acá que te quiero mostrar algo. Te decía que yo no me quiero jubilar, mirá como estoy. Impecable. Y las chicas lo notan, lo sienten, y me lo hacen saber todo el tiempo. ¿Por qué ellas me lo dicen y mi esposa no es capaz de insinuarlo nunca? Yo no sé si me voy a seguir bancando esto mucho tiempo más. Te juro que si no fuera por los chicos...pero Lorenzo es muy chico todavía, no terminó el colegio primario. Eso me frena, pero uuuuy, mirá mirá...mirá ese tarro, por el amor de Dios...¿Ves? ¿Cómo me voy a privar de estas cosas? Yo no sé cuánto tiempo más voy a vivir, después del patatús que me agarró el año pasado. Y en este estado, quién sabe cuánto me queda...Por eso...mirá el chiche que me compré:






Vos qué decís: ¿me agarró el viejazo?.

-...

martes, 28 de julio de 2009

Aburrido y meado por todos los bichos del Parque Jurásico

Es muy sano y divertido combatir el aburrimiento cotidiano con un poco de adrenalina o nuevas actividades. Una autoridad en materia de aburrimiento un día me dijo que cualquier cosa que pase fuera de lo común y rutinario debe ser recibida como un regalo de la vida, más allá de lo bueno y lo malo, lo feliz y lo triste, los sentimientos que provoque y los daños colaterales que conlleve. Fijaba el límite en hechos que nos perforen el corazón irremediablemente y por siempre jamás, aunque hasta ahí nomás...Por ejemplo, si muere el suegro del hermano en un trágico accidente, a pesar de la congoja en derredor, el aburrido crónico debe buscar el beneficio oculto de la situación, recorriendo los pasillos de la casa de velatorios mientras se compara con los llorantes deudos y sintiéndose bien por no ser tan desdichado, consolar a la hermana de la esposa del hermano que está buenísima aún con las mejillas inundadas de lágrimas y sin maquillaje, tratar de escuchar chistes típicos de cualquier velatorio para luego llevarlos a la oficina, y por qué no, llegar bien tarde al trabajo al día siguiente con la irrevocable excusa de haber tenido un velatorio trágico y desgarrador.
Un ejemplo más cercano a mi situación actual: te doblás el tobillo. No vas a poder jugar al fútbol por un mes. A cambio, serás tratado como un rey por tu pareja, concubina, madre, padre, tutor o encargado, te tomarás un par de días en la oficina debido al reposo prescripto por el médico y mirarás todos los partidos de todos los deportes que encuentres en la TV para luego disfrutar de sus respectivas repeticiones.
Como decía el erudito, salvo casos extremos, siempre se puede encontrar un beneficio en lo inusual.

Pero a mi lo inusual se me volvió un expediente X...En estos últimos siete días:

  • pinché la goma delantera derecha de mi desvencijado auto
  • explotó la cafetera de mi casa con los invitados esperando el café para acompañar la torta
  • se le cayó la plancha a la señora que trabaja en casa y se fue sin poder planchar las camisas
  • se oxidó el trípode de mi telescopio (entró agua por abajo de la puerta del cuartito donde está guardado con la tormenta de la semana pasada)
  • me mandé un furcio deprimente en la entrada anterior, con lo prolijito que venía...
  • se colgó indefinidamente mi laptop, teniendo que usar la máquina de escritorio para todo, incluyendo la confección de este post. Me la devuelven del service recién en 72 hs.
  • un vecino me increpó de muy mala manera en la calle porque no paseo a mi perro con bozal. No le alcanza con que lo lleve atado, él quiere más control corporal sobre mi pobre boxer...
  • me llamó mi jefa para preguntarme qué me pasa que estoy tan serio y contestando mal a todo el mundo. Media hora de explicaciones y réplicas.
Todo muy nuevo, todo muy fuera de lo común, todo muy poco aburrido. ¿Pero tenía que pasar todo junto?

Si usted ha leído la entrada completa, recomiendo que por las dudas consiga un trébol de cuatro hojas, una herradura o cualquier otro implemento que contrapese la mala suerte que este aburrido oficinista pueda estar destilando en contra de su voluntad.

Y por las dudas...






viernes, 24 de julio de 2009

Oficine: Secretaria Ejecutiva



Aunque no hay mucho para profundizar en el análisis de esta película protagonizada por la dura de aguantar Melanie Griffith y Harrison "Indi" Ford, creo que es mi obligación como oficinista incluirla en esta lista de películas sobre colegas. Hay mucho material de oficina para ver en "Working Girl" (1988), como reza su título original.

Secretaria ejecutiva es la típica historia de una chica que sueña con una vida mejor, que no da pie con bola en el trabajo y cambia de oficina como de bombacha hasta que da con Sigourney Weaver, ejecutiva de una gran empresa situada en NYC que es tan asquerosa, antipática, trepadora y garca como uno puede imaginar a una ejecutiva de una gran empresa situada en NYC. En ese lugar nuestra heroína (Melanie, que en la peli se llama Tess McGill) tendrá la posibilidad de cambiar el rumbo de su vida laboral y, galán mediante, amorosa.

El filme es una típica obra ochenta y ocho mil ochocientos ochenta y ocho por ciento ochentosa (u ochentera para el que lo prefiera) plagado de clichés, peinados horribles, atuendos haciendo juego con los peinados, y final feliz. No voy a dar más detalles y aunque no hay mucho por develar, es una película como Top Gun, que a pesar de no haberla visto uno ya sabe de qué se trata, quién muere, quién gana y quién pierde. La gran diferencia entre las películas de los 80's con las de la década siguiente. De todos modos, con un buen bol de pochoclos en una tarde de sábado lluvioso y aburrido, bien vale darse un paseo nostálgico y pasatista y de paso, sumarla a su lista de películas clásicas para aquéllos que aún no la hayan visto.

Para cerrar, les dejo el video del tema principal de la película, que destila esa simpática grasitud característica de su década.






jueves, 23 de julio de 2009

Bromas Saladas (III)

He tocado el cielo con las manos. Ya está, nunca podré superar la meta alcanzada ayer.

La broma que les voy a contar fue copiada de una serie de TV emparentada con este blog. La imité y me salió tan bien, que temo arruinarla con algún agujero en la narración, asi es que trataré de hacerlo lo mejor posible.
Antes que nada, quiero dejar en claro que la mía fue una reacción a constantes, reiteradas y pequeñas molestias perpetradas por Mario, intentando vengarse de la lluvia de papel picado. Le di ventaja pero un día, hace algo más de tres meses, me cansó y comenzó mi revancha. Paso a paso, día a día. Hasta ayer.

La obra se divide en tres actos, a saber:

Primer Acto: Test y preparación.

Este acto es el más riesgoso y requiere de la mayor destreza y prolijidad por parte del perpetrador. Primero usé mi propio teléfono: abrí el tubo con un destornillador, chequeé que hubiera espacio libre suficiente, y pegué una moneda de veinticinco centavos con cinta adhesiva en el interior para luego cerrarlo. Sacudí y no sentí nada. La empresa era asequible.
Me tomé el trabajo de llegar temprano a la oficina durante varias semanas, para que nadie me viera (excepto el día que llegué tarde). Todos los días, abría el tubo del teléfono de Mario y pegaba en su interior una y sólo una moneda, para que el diferencial de peso fuera imperceptible. Alcancé la cifra de cuarenta monedas y como cada una pesa no menos de cinco gramos, después de ocho semanas el tubo del teléfono cargaba un sobrepeso de más de doscientos gramos.

Segundo Acto: Paciencia y acostumbramiento.

La segunda parte fue pura paciencia. Una vez que el tubo del teléfono de Mario contenía todas las monedas, dejé que su brazo se acostumbrara al sobrepeso hasta naturalizar el movimiento para maniobrarlo. Otros cuarenta días hábiles. Treinta veces por día, promedio. Unas mil doscientas levantadas. Sin que Mario se diera cuenta, su biceps derecho se sumó al trabajo mancomunado de su antebrazo y muñeca, que antes obraban por sí solos para atender o hacer un llamado.

Tercer Acto: la Gloria.

El cuadragésimo primer día (ayer) llegué a la oficina a las ocho y cuarto. Desatornillé el tubo y saqué todas las monedas a la vez para devolverlo a su peso original.
Mario llegó al mediodía proveniente de una reunión. Sin saludar y con una expresión hosca, se sentó en su escritorio. Se quejó del hambre que traía y le pidió a Adela el teléfono de un delivery de comidas. Paré mis antenas. El momento había llegado.
Cuando se aprestó a llamar, levantó el tubo y la fuerza de su brazo, acostumbrado sin saberlo al ya inexistente sobrepeso, hizo que se golpeara la cabeza violentamente, doblando levemente la patilla de sus gafas Orbital. El tubo se le cayó y rajó una puteada, sin entender qué estaba pasando y mirando a su alrededor. Mientras tanto, yo ya estaba de espaldas haciendo lo imposible para que no me descubriera en medio de mi ataque de risa.


Epílogo: Conclusiones

La broma salió perfecta, mejor de lo que había planeado. Mario nunca supo la causa de su accionar torpe, ni siquiera se percató de su papel de víctima de una broma. Quizás creyó que la vehemencia de su brazo fue causada por el apuro que tenía en pedirse los ravioles. La impunidad y la absoluta falta de conciencia del damnificado me permitió saborear el éxito como ningún otro y hasta me dejó la puerta abierta para repetirlo.

Mañana comenzaré de nuevo, pero con dos condiciones:
1) No voy a seguir llegando tan temprano a la oficina.
2) Tengo que compartirlo con alguien. Victorias como ésta son más sabrosas si se disfrutan en conjunto, como bien dice el chiste del argentino que naufraga con Claudia Schiffer.

miércoles, 22 de julio de 2009

Un contraejemplo de la lógica oficinística

A punto de empezar la vorágine contable (balances semestrales) y con varios vencimientos impositivos encima, el jefe del sector correspondiente tuvo una actitud nunca vista en este paraje gris: uno de sus subordinados, bien reputado en la oficina por su afición al trabajo, llegó esta mañana con una patota de estornudos abriéndole paso entre la gente y una bolsa llena de paquetitos de pañuelos de papel. La lluvia de ayer lo agarró desprevenido y hoy su sistema inmunológico le pasa factura.

La buena acción del día consistió, lisa y llanamente, en mandarlo a su casa y prohibirle el regreso a la oficina hasta que la cura sea completa. Algo tan sencillo, fácil, justo, necesario e impregnado de sentido común como eso. Mandarlo a su casa. Nunca en toda mi vida de oficinista había visto a un jefe ser tan coherente en el pico laboral del año, aun contra sus intereses. Porque si bien podríamos decir que la salud de todos (incluyéndolo a él mismo) es de su interés, sabemos que generalmente los jefes no piensan de esa manera. Su interés principal -y en muchos casos, único- es que sus subordinados trabajen bien y mucho. En otras oficinas en las que me tocó en "suerte" trabajar, los que concurrían enfermos eran premiados con una palmada en la espalda mocosa, y los ausentes con aviso y sin salud (¡incluso con pruebas!), tildados de debiluchos la mayoría de las veces, otras de mentirosos, vagos, bohemios o delincuentes. Y lo peor, lo más injusto y cruel, muy maltratados a su cabizbajo regreso. He visto jefes que al recibir el certificado médico que indicaba (y probaba fehacientemente) las malas condiciones del trabajador y el reposo recomendado, lo tiraban dentro de un cajón despectivamente y sin leerlo, en la misma cara del pobre, triste y cuitado enfermito. Jefes que no se bancan que uno falte por estar enfermo. Esto se traduce como "asistir al trabajo es más importante que la salud." Así de retorcido. Así de idiota.

Le pregunté al "héroe del día" si su inteligente y valiente decisión estaba sesgada por la paranoia de gripe que nos azota más duramente aun que la propia gripe. Me dijo que simplemente no soporta trabajar en un lugar cerrado con un estornudador compulisvo. Que prefería quedarse hasta tarde para que el trabajo no se atrase, antes que aguantar el repetido sonido de una nariz resfriada.
Lo felicité y desée -en voz alta para que todos escuchen-, que su actitud sea más contagiosa que la sobrevalorada gripe A.

viernes, 17 de julio de 2009

Showroom dummies

Cuando era muy chiquito, quería ser Superman. Las pretensiones de mi ideal del yo fueron menguando a medida que los años pasaban. De Superman, pasé a Batman. Después entré en la categoría humana, más realista, soñando con ser como Kyle Bates o, sin decírselo a nadie, como Brandon Walsh. Hoy ya me conformaría con una versión mejorada de mí mismo.
Todos pasamos por ese proceso de identificación en la formación de nuestra personalidad. Incluso actualmente veo muchas mujeres (no chicas, mujeres, con la personalidad ya formadita) que conciente o inconcientemente se identifican con Carrie Bradshaw y la imitan comprando compulsivamente, enamorándose del que les da poca bola o simplemente hablando y pensando como ella...

Pero hay límites que no deben sobrepasarse y según parece, el Gerente General no está muy al tanto del tema.

Hace muchos años un amigo me introdujo al mundo de Sr. Coconut, banda germana adoradora de extremos tan lejanos como Kraftwerk y la música latina. De la fusión de ambos surgió el ritmo coconutero, que saltó a la fama a través de la inconfundible melodía del tema "Showroom dummies". La canción fue utilizada para una saga de comerciales de Cinzano, protagonizada por un modelo fachero latino-style que nos enseña cómo debe comportarse socialmente un verdadero dandy.



El éxito se tradujo en ringtone y yo, que puedo jactarme de escuchar en casa el disco Fiesta Songs entero varias veces (antes de la saga publicitaria), lo adopté para los mensajes de texto recibidos, aunque siempre lo tengo en posición "vibra", para no molestar a los demás.
Hoy no. Debo haber apretado un botón sin querer y sin darme cuenta. Justo antes de entrar a una reunión bien caldosa, de esas que uno sabe de antemano que serán densas, pesadas, y con mucha mala onda. Un error conjunto de mi sector y el comercial puso en peligro una unidad de negocios de la empresa, y teníamos que darle al GG las explicaciones del caso.
No pudimos defender ninguna posición. Quedamos a merced del capricho del tipo, que estaba colorado de tanto cagar a pedos a la gente. Furioso. Y en el medio de un silencio tenso, me entró un mensaje de texto. Manoteé el teléfono tan rápida como toscamente y se me cayó, mientras seguía sonando. Lo apagué y pedí perdón sin chequear quién era, lleno de vergüenza propia. El Gerente General dio por terminada la reunión en ese mismo momento y me pidió que vaya a su oficina con Javo, el IT. Fuimos.

- ¿Trajiste tu celular?.- Me preguntó con una sonrisa cómplice.
- Sí, lo tengo acá.
- Javo, me podés configurar el teléfono para que Oficinista Aburrido me pase un ringtone que tiene en el suyo?
- S-sí...no hay problema.

Estuvimos veinte minutos encerrados los tres tratando de pasarle vía bluetooth la melodía en cuestión. En el medio le entraron cinco llamadas que tuvo que atender, interrumpiendo el proceso de transferencia. Mientras tanto, no nos dejaba salir de su oficina.
Me contó Lucila que una vez que nos fuimos, llamó desde su teléfono de línea a varios amigos para que escuchen (¡por teléfono!) el nuevo ringtone que tenía. Para lograrlo, mientras hablaba por el fijo con sus amigos, se llamaba desde uno de sus celulares al otro, así podía hacerlo sonar.

Por fin logró alcanzar su ideal del yo, ya es todo un dandy.

martes, 14 de julio de 2009

Investigación en los tiempos del aburrimiento

Lo que más me gusta de no tener nada que hacer en la oficina es buscar un tema de investigación y abordarlo lo que dure mi tiempo libre. Navegar por los sitios más recónditos de la web para ver qué dice la gente acerca de los temas más raros o polémicos que se me ocurran. En general, apunto a cuestiones que den lugar a teorías conspirativas: la caída de las torres gemelas, el sistema monetario mundial, la historia contada por las religiones y hasta casos de corrupción en el fútbol suelen ser mi entretenimiento asegurado en los tiempos que corren.

Hoy estuve siguiendo la llegada del hombre a la Luna, ocurrida el 20 de Julio de 1969. Efemérdies mediante y cuarenta años después.

Según los conspiranoicos, fue todo un gran fraude. Alegan causas. Dicen que el gobierno de EE.UU. necesitaba de manera urgente una cortina de humo para velar la cruda realidad de la guerra de Vietnam, que se cargaba miles de vidas y millardos de dólares de los contribuyentes sin un sentido claro para la población. Asimismo, JFK había prometido que antes del final de la década del flower power su país pondría un hombre en la Luna y lo traería de vuelta sano y salvo. La carrera espacial en la que la superpotencia rival (U.R.S.S.) había tomado ventaja con el primer satélite en el espacio y con Laika, debía tener un ganador definitivo y ese, sí o sí, tenía que ser EE.UU.
Bien. Hasta acá, los motivos.

Las pruebas se basan más que nada en las irregularidades encontradas en las fotos y filmaciones, y por lo que pude ver, son unas cuantas. Enumero: sombras que no deberían estar, o que tienen diferentes tamaños cuando deberían ser iguales ya que la única fuente de luz era el Sol, ausencia absoluta de estrellas en el firmamento, ángulos imposibles de obtener desde el lugar donde las fotos fueron tomadas, banderas flamenado en una superficie sin viento, accidentes geográficos idénticos repetidos en lugares supuestamente distintos, filmaciones de los hombres flotando en la Luna que al ser reproducidas con el doble de velocidad muestran un tipo caminando panchamente en un desierto, rocas marcadas con letras, y huellas de pisadas donde no deberían estar. Incluso existe un video en el cual se ve una consola de luces cayéndose detrás de Neil Armstrong en el mismo momento que apoya su pie en nuestro satélite natural. Desopilante...

Parece que la NASA se encargó de explicar las acusaciones de manera liviana, pudo defenderse de algunas pero la mayoría siguen hoy sin tener respuesta, dejando mucho lugar a la teoría que sostiene que todo se montó en un estudio cinematográfico cerca de Hollywood. Les dejo un link que encontré en youtube (en mi casa) con la terecera parte de un documental que muestra claramente todas estas cositas, de la misión Apolo XI y las subsiguientes. Está en inglés, pero creo que las ideas se entienden aun sin saber qué quiere decir "yes". Clickeen acá.


De todas formas, más allá de los detalles, hay una pregunta que yo mismo me hago y que en este mundo globalizado cuya tecnología avanza a pasos agigantados en muchas cuestiones que el mercado requiere, no tiene una respuesta lógica: ¿Por qué hace 37 años que no vuelven?

Después de mucho leer y recorrer, analizar y sacar conclusiones, he decidido ser de los que creen que el único que estuvo realmente cerca de caminar en la Luna, fue Michael Jackson.




viernes, 10 de julio de 2009

Mariano y Lucila (IV)

Ni armada especial y artificialmente esa noche podría haber sido tan perfecta: veintiún grados y sin registro de viento, algo raro en el boliche de la Costanera. Alrededor de las 4 A.M., las sinapsis neuronales de Mariano y Fede explotaban y liberaban toneladas de serotonina a la par del mainfloor, repleto de almas algodonadas que cerraban los ojos y se acariciaban la nuca mientras la voz espectral y remasterizada de Jayn Hanna susurraba Walking on fire.
En eso estaba Mariano, cuando sintió una mano tibia acariciando su pecho, revelado por el escote en v de su remera. Abrió los ojos y divisó, detrás de los vidrios de sus Ray Ban, a la chica más hermosa que vería esa noche. Ella, sin decir palabra, se acercó y besó los labios de Mariano. Pegaron sus cuerpos al del otro todo el resto de la madrugada, sin dejar de besarse. Cuando la música terminó, ella lo invitó a su casa. La naturalidad de los hechos le dieron a Mariano una tranquilidad inusitada. Saludó a su amigo y tomó de la mano a esa morocha de piel y ojos claros que apareció de la nada y que con cuatro horas de caricias acarameladas, sacudió la nada sentimental que hacía varios meses se había apoderado de su corazón. No podía ni quería dejar de mirarla, besarla y tocarla. Era hermosa.
Cuando llegaban a la puerta notaron movimientos raros, nerviosos. Un patovica pasó por al lado de ellos y Mariano llegó a escuchar que le decía a otro: "Se llevaron a Bruno". Un martillazo de realidad aplastó lo poco que quedaba del estado extasiado de Mariano. Bruno. Tenía que ser él. ¿Qué pasó?. En la puerta vio una infinidad de gendarmes, móviles, handies, sirenas y luces policiales. Un revuelo. Le pidió a Alexia (la morocha) que lo espere un segundo, quería ver qué estaba pasando. Una chica lloraba desconsoladamente en el asiento trasero de un patrullero, el maquillaje corrido embarraba su rostro. En otro móvil estaba esposado uno de los patovicas del boliche. Todo era tan extraño como intrigante. ¿Sería Bruno? ¿Sería el Bruno de Lucila?
Se encontró nuevamente con Fede, que estaba excitado por los acontecimientos.
- ¿Viste lo que pasó?- preguntó Fede.
- No, ¿vos escuchaste algo?
- Me acaba de contar Christian, el barman. - Fede lo conocía muy bien de un curso de teatro que hizo el año anterior en el Rojas.- Según parece, en la oficina que los dueños tienen arriba, los sábados se arman fiestas privadas. Meten varias chicas y los dueños, sus amigotes y algunos patovas arman tremendas fiestas. Dice que hoy se les dio vuelta una mina y la quedó.
-¿Qué? ¿Cómo que "la quedó"?
- ¡¡Se murió, boludo!! Se pasó de rosca y mientras le estaban dando se murió ahí mismo. No sé más detalles, pero no pudieron tapar nada porque la amiga llamó a la cana en seguida y por eso se armó este quilombo.
La cabeza de Mariano daba vueltas pero decidió no alterar sus planes por cuestiones que ya no tenían nada que ver con él. Fuera el Bruno de Lucila o no.
Pasó el día entero con Alexia. No comieron, durmieron poco y se dedicaron el mejor domingo de sus vidas.

El lunes Mariano llegó tarde y se enteró que Lucila no iría por un par de días, había llamado para avisar pero nadie sabía los motivos, excepto Richard. Y él, que a esa altura disipó las pocas dudas que le quedaban. Esa misma tarde la noticia recorrió los diarios y portales de internet. La muerte de la joven se produjo por una mezcla letal de cocaína, éxtasis, ketamina, alcohol y anfetaminas. Era la hija menor de un juez federal de la Nación. Uno de los mediáticos. Uno que se autoproclamaba como el paladín de la lucha contra el narcotráfico. Un Michael Douglas en Traffic. Por el hecho estaban detenidos e incomunicados uno de los dueños del lugar y dos personas más, presuntamente empleados e implicados en el hecho. Alguien iba a pagar por la muerte de esa chica.
Mariano sintió mucha pena. Pensó en Lucila y se le partió el alma. No quiso llamarla, no quería hacerle saber que estaba al tanto de todo. En cambio, marcó el número de Alexia, y al escuchar su voz, se sintió en paz nuevamente. Volverían a verse esa misma noche.


martes, 7 de julio de 2009

La forastera

Hoy tuvimos una agradable visita en la oficina. Ella era morocha, con el pelo largo y enrulado en pequeños rizos. Estuvo sentada en recepción durante media hora, esperando la llegada del Gerente General para ofrecer los servicios de la agencia de turismo para la cual trabaja, de acuerdo a la información que gentilmente nos pasó Adela, dejando todos su celos de lado....porque cada vez que se acerca una belleza externa, las chicas se ponen locas. "No sé por qué" (sí sé por qué).
Llevaba puesto un saco gris abierto, una camisa blanca abrochada desde el tercer botón que permitía ver el comienzo de su escote exageradamente prominente. Pollera al tono que tapaba sus rodillas pero lucía a la perfección sus piernas delgadas, perfectamente depiladas y con un leve tono bronceado que reflejaba cual espejo, a la altura de sus pantorrillas, la luz dicroica que tanto molesta a Adela.

Como suele ocurrir en estos casos, la noticia de la aparición divina corrió como reguero de pólvora. Inmediatamente la recepción se convirtió en algo así como una versión exclusivamente viril de la calle Florida. Todos circulando de acá para allá, de ningún lado a ningún lado, llevando papeles, biblioratos y afines, para disimular lo indisimulable. No hubo ejemplar masculino que no haya pasado por ahí para verla. Mario se agarraba la cabeza, Gonzalo ensayaba un simulacro de llanto desesperado...un circo cuya carpa se erigía a fuerza de testosterona. El único que no participó de la muestra teatralizada fue Mariano. Sólo se asomó para verla, pero no hizo comentario ni improvisación alguna.

Ella se mostró imperturbable. A sabiendas de lo que acontecía a su alrededor, y seguramente acostumbrada a los revuelos hormonales que su presencia produce, leyó durante toda su espera una carpeta que, presumo, iba a dejarle al Gte. para intentar vender los servicios de la empresa que representaba. No sé si lo va a lograr, pero conociendo al sujeto en cuestión no tengo la menor duda de que por lo menos va a tener una segunda oportunidad de reunirse con él. Aunque a Silvana -su amante oficinista- le explote la vena cava superior de celos, envidia y bronca.

jueves, 2 de julio de 2009

La temperatura de la Oficina

Otra cuestión que genera enormes conflictos en una oficina es la temperatura ambiente. Cabe aclarar que me estoy refieriendo a aquéllas que cuentan con teconología suficiente como para modificar las condiciones naturales. Muchas, pobres, no tienen la posibilidad de gozar de un acondicionador de aire que -en teoría- permita crear un entorno agradable, y sus pobres oficinistas dependen de sí mismos para trabajar sin morir ateridos o ahogados en su propio sudor.

Ahora bien, ¿qué es un entorno agradable? ¿Cómo lograr un consenso general en un tópico tan subjetivo como conflictivo?

Aunque existen muchas excepciones, puede trazarse una línea divisoria que separe a frioleros (iba a escribir "friolentos", como decimos en Argentina y otros países de Latinoamérica, pero parece ser que la palabra no existe) de calurosos. Si se me permite una grosera generalización, yo simplificaría la cosa agrupando a los hombres por un lado, generalmente calurosos, y a las mujeres por el otro, que suelen tener frío tanto en invierno como en verano. Más allá de las excepciones del caso, es una constante que se repite en cada oficina.

Otrora trabajé en un lugar que tenía el control de la temperatura centralizado. Estaba amurado a la pared, en la oficina del Gerente General. El sujeto pasaba la mayor parte del tiempo fuera de ella y sin embargo sintonizaba la temperatura que fuera de su agrado y se iba, cerrando la puerta con llave. Todos quedábamos a merced de su antojo hormonal aún en su ausencia. Todavía recuerdo las gripes en pleno verano de varios compañeros de suplicio. porque el tipo siempre tenía calor y nos dejaba a 16° de Diciembre a Marzo. Otras actitudes tiránicas que no vienen al caso me hacen seguir creyendo que era un acto plenamente conciente, una asquerosa forma de detentar el poder. Ojalá se pudra en el infierno y Satán le ponga el aire a 10 mil grados en un sempiterno verano.

Acá, era muy frecuente ver discusiones acaloradas porque hacía calor o frío, porque "estoy transpirando" o "me estoy resfriando". Por tu culpa, por mi culpa. Por la tuya, la mía, la de él, la de todos...Retrato de familia oficinesca. ¿Quién tiene razón? Nadie, claro está. Mientras a Nelly se le formaban estalactitas de hielo adentro de las narinas, a Mario se le empantanaba una laguna de transpiración en el ombligo. En el mismo momento y en el mismo lugar. El control del control del acondicionador equivalía al control sanitario de la oficina. Excalibur, o la espada del poder de He-Man.

Luego de varios años de constantes peleas, decidimos democratizar la cuestión y tras deliberar durante un after office completo el mes pasado, votamos la temperatura ideal para cada uno. Dos elecciones separadas. Una para el período Abril-Septiempre, y otra para Octubre-Marzo. Juntamos todos los votos y sacamos el promedio de cada período. El resultado fue de 24° para la época invernal y 20° para la veraniega. Desde ese momento, pax romana. Esperemos que dure.