miércoles, 2 de septiembre de 2009

Mariano y Lucila (VI)

Una vez que hicieron las paces, la relación entre Mariano y Lucila tomó un rumbo diferente. Ella ya no le contaba cada detalle de sus dichas y desdichas, Mariano compartió más información sobre sus cosas, su familia, sus estudios, su odio creciente hacia la oficina y su trabajo y, muy de vez en cuando, mencionaba que con Alexia estaba todo bien. Muy bien, a lo sumo. De eso, con Lucila, mucho no hablaba. Podría decirse que la amistad se había recompuesto, a pesar de no haber vuelto al nivel de antes de la pelea y de que un nuevo ingrediente se incorporaría a la relación. Un ingrediente picante utilizado a partir del último after que celebramos en Henry J. Beans, el otrora paraíso del oficinista microcéntrico.

Esa noche toda la oficina -incluyéndome- se hizo presente en el pub. No había un motivo en particular, ni despedidas, ni bienvenidas, ni cumpleaños ni nada. Sólo había ganas de divertirse y embriagarse. Sobre todo de embriagarse. A las 2 AM yo ya estaba vomitando en los jardines de ATC, no sé ni cómo llegué hasta allí y a duras penas recuerdo que alguien (no sabía quien) me subió a un taxi que me llevó hasta mi casa por el doble de la tarifa, debido al olor que había dejado impregnado en el asiento trasero. Pagué sin chistar y al día siguiente no fui a trabajar.

Antes de mi patético final, nos tomamos con Mariano tres shots de tequila consecutivos, sin mediar limón ni sal. Él no tomó más, porque ya tenía suficiente. Rió, charló con unas turistas letonas de un metro ochenta y pico y luego de unas horas, cuando ya estaba pensando en volver a casa, el DJ hizo sonar el tema preferido de Lucila (Mariano no lo sabía) que para ese entonces podría decirse que era un "nuevo oldie": Sing it Back, de Moloko. Lucila, que también había participado de la ingesta global de alcohol, levantó los brazos y empezó a bailar sola, con los ojos cerrados, meneando todo su cuerpo tan sensualmente que los hombres de su entorno casual hicieron una ronda a su alrededor, para mirarla. Uno de ellos, irremediable oficinista de línea media de algún estudio contable grande, puso su cuerpo junto al de ella intentando acompañar sus movimientos oscilantes en tres D. Lucila bailó con él unos segundos, ante la mirada atónita de todos sus compañeros. Mariano no podía creer lo que veía. Tal era su asombro que cuando Lucila lo descubrió observándola, dejó momentáneamente al Senior A para seguir su coreografía encastrada al cuerpo de él. Gonzalo, Jorge, Mario y el resto aullaron al unísono. Mientras tanto, Mariano parecía una gárgola, su sistema nervioso había colapsado y por más que lo intentara, no podía seguir el ritmo de Lucila, que continuaba bailando mirándolo a los ojos. Ante la falta de reciprocidad volvió con el otro y, esta vez al son de "Lady" le guiñó un ojo a Mariano, que no podía sacarle los suyos de encima.
Media hora después, Lucila se fue con el Senior. Y Mariano, Hiroshima Interno, se tomó un taxi y se fue a su casa.

Con Alexia habían alquilado un hermoso departamento de tres ambientes en el Boulevard Chenault del barrio porteño de Las Cañitas. En el cuarto vacío Alexia armó su atelier, aprovechando la luz que el enorme ventanal dejaba entrar durante todo el día. Mariano abrió la puerta, aún levemente beodo, la vio sentada en el sillón a media luz y con la TV encendida en I-SAT, que estaba proyectando Perversa luna de hiel, de Roman Polanski. La imagen de la pantalla se reflejaba en sus pequeñas gafas y tenía el cabello recogido en un rodete. Llevaba puesto un pantalón de jogging y un buzo muy viejo de Mariano, con la inscripción "Colegio Nacional de Buenos Aires". Sin saludarla, la tomó de la mano y la llevó a la habitación para tener sexo hasta las cinco de la mañana.
Al día siguiente, Mariano tampoco fue a la oficina.




10 comentarios:

  1. Muy buen post!!!

    Muchas citas interesantes, Oficinista:

    - Henry Beans templo noventoso del after-office si lo había. En cierto momento de la noche los mozos/as hacía una coreografía, y otras porquerías similares.

    - Sing it back y Lady 2 temazos, están en las bateas de Bracco.

    - La película de Polanski, terrible y medio perversa.

    Que cool Mariano y Alexia donde viven ;-)

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  2. La descripcion del baile de la muchacha ha provocado cierta picazon en mi entrepierna

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  3. Excelente pluma.
    Un admirable ejercicio de dominio narrativo.

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  4. Señor oficinista...del 1 al 10, cuanto esta Lucila?

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  5. Gracias por los comentarios y elogios. A todos.

    Jonas, el próximo post prometo hacer la mejor descrición posible de ambos protagonistas. La vengo postergando hace un tiempo sin motivo.

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  6. muy interesante todo esto, pasare mas seguido.

    vi q por ahi abajo mencionabas una publicidad de oficina, aca tenes LA cancion de oficina entonces: http://www.youtube.com/watch?v=_ElVMexsH6E

    ;)

    abrazo

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  7. Hola Kristian, gracias por el comentario y bienvenido al mágico mundo de las abrochadoras trabadas.

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  8. Y?? como sigue la historia??? Hace unos días descubri el blog (porque no hay nada de laburo y me aburro mucho en la oficina, cuak! )y me encanta...
    Hoy me devore la historia de Lucila y Mariano, quiero saber en que estamos ahora, señor oficinista, continue el retalo por favor...

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  9. Hola Vicky, bienvenida al Templo del Aburrimiento.

    Te cuento que la historia de Mariano y Lucila viene en capítulos mensuales, en Octubre subo la próxima entrada.

    Saludos!

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  10. Una vez por mes? nada más? jaja... bueno, habra que esperar hasta octubre para ver como contunia entonces... me mal acostumbre al leerme todos los capítulos juntos...
    Gracias por ayudar a pasar las tardes de embole.
    Besos

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