miércoles, 10 de febrero de 2010

20 mujeres para Javier (IX): Prêt-à-porter

Retomo el contacto luego de una ausencia prolongada-obligada. Me quedó en el pasivo seguir poniéndolos al día con los agitados avatares de la vida de Javo y, nada más y nada menos, terminar con la añosa novela entre Lucila y Mariano.
Empecemos por Javier.
Javier, el soltero más codiciado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sus alrededores.
Los dejé en la mitad de una historia que no pasó a mayores pero generó algo de intriga, ergo, vamos a cerrar ese tema ya mismo.
La modelo que conoció en la fiesta, rubia y con una voz un tanto insoportable (llamémosla J.) lo histeriqueó durante toda la fiesta en aquélla quinta de zona norte sin darle lugar ni para un beso en la comisura de los labios. Pero intercambiaron teléfonos con la condición de que fuera ella quien lo llamara, él lo tenía prohibido hasta nuevo aviso.
Así fue como lo llamó en mi presencia (estando en lo de Adela, en la fiesta de fin de año) y lo citó en ese instante en Olsen. Como cualquier oficinista del mundo ante semejante oportunidad, Javo salió disparado a su encuentro.
La encontró sentada en el regazo de un modelo masculino más joven que él (y que ella) en una mesa de diez personas, todas lindas, todas vestidas para una fiesta informal, pero en Montecarlo.
Se hizo lugar entre una morocha (también modelo, aunque no supo decirme el nombre) y J., que no se movía de las rodillas del tipito. Ya empezaba a sentirse incómodo. J. los quiso presentar y en lugar de Javier lo bautizó José. Se rió a carcajadas por la confusión y se aseguró de dejarlos hablando para comerle la boca al tipito, ante la perplejidad de nuestro amigo, que a esta altura ya estaba pensando en irse a la casa a dormir. La morocha le dijo que se llamaba Laura, que tenía 23 años y que trabajaba para Pancho desde el año pasado. Un divino, Pancho. Un amor de persona. Le preguntó a qué se dedicaba:
- Trabajo en sistemas en una empresa de finanzas.- La articulación de la frase de Javo coincidió con un silencio espectral en toda la mesa.
Tres soltaron una risa sonora, entre ellos el tipito. Uno escupió el vodka. Javo los miró con una mezcla de sorpresa y gracia. No entendía qué había generado tanta jocosidad. Le pidieron disculpas, le explicaron que no estaban acostumbrados a escuchar ese tipo de ocupaciones, y hasta le dijeron que pensaban que era actor. Una rubia platinada le preguntó si no había trabajado en "Caballos salvajes" y la carcajada general hizo olvidar el mal momento que acababa de atravesar por su condición de asalariado oficinista. Retomaron las charlas de a dos, él con la morocha, mientras J. seguía a los arrumacos con el tipito.
Cansado, aburrido e inevitablemente acomplejado, Javo se levantó de su silla, dispuesto a despedirse rápidamente y salir de ese antro de belleza. La morocha intentó retenerlo sin suerte. Le dio su teléfono, que Javo agendó con lo último que le quedaba de caballerosidad, y se fue.
Cuando estaba subiendo al auto para irse a dormir, le llegó un mensaje de texto de Adela:
"Ya se fueron todos. Estás ocupado?".

7 comentarios:

  1. Tanto quilombo con la modelito y nada??? nos dejaste esperando un mes para NADA???!!! te voy a matar oficinista!!! Ahora no nos hagas lo mismo con Adela eh? ponete las pilas y cerremos esa incognita rápido... no em acuerdo si entre la lista de Javo le tocaba estar con alguna chica de la oficina... Besos

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  2. Perdón, Vicky! Este post tenía fecha original 15 de enero, pero entre pitos, flautas, oboes y fagots no lo pude subir antes.

    Espero retomar el ritmo loco anterior al parate.
    Besos.

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  3. Que bueno tenerte nuevamente para alegrarnos el alma bloggera!
    Me pierdo un poco en el post porque soy relativamente nuevo en el blog y hay algunos personajes a los que no le conozco la historia.
    Pero al igual que Vicky ruego que te pongas 1/2 pila y el fin de la historia no se haga rogar.
    Saludos! Un enorme abrazo de bienvenida!

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  4. Adela? Ah bueno lo tienen a mal traer al muchacho.

    Olsen = epicentro de la descansería y tilinguería porteña

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  5. Diria epicentro además de la comida más pequeña pero más hipervalorada que comi ultimamente...

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  6. ¿Adela? por algún motivo me la hacía sesentona... qué giro inesperado...

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