martes, 30 de marzo de 2010

Relaciones asimétricas

Cada vínculo está atravesado por una asimetría inevitable. Relaciones filiales, fraternales, laborales, amorosas e incluso amistosas, abrigan desigualdades que a veces son permanentes y otras momentáneas. Pueden fluctuar en función de las circunstancias y en determinados casos, la asimetría puede anularse transitoriamente.

Desde que entendí este concepto y lo incorporé a mi vida cotidiana, pude empezar a comprender la vida de otra manera. Me refiero a inscribir la idea de asimetría como una situación inevitable y no como la resultante de comparaciones odiosas ni juicios de valor. Las asimetrías están dadas muchas veces por razones naturales, como la relación paternal. Otras, por cuestiones culturales, como la de profesor-alumno o erudito-aprendiz. Pero las que atañen a esta entrada tienen que ver con las laborales y, especialmente, las relativas al mundo oficinesco.

La oficina es el reino de la asimetría. Tenemos asimetrías “formales” e “informales”, internas y externas, y según el caso, permanentes y temporarias. Con respecto a esto último, la asimetría puede limitarse a la resolución de un problema puntual independientemente de la posición en la organización (los IT saben sacar buen provecho en estos casos), el momento anímico de cada miembro, y muchas otras razones objetivas y subjetivas.

Las formales son de simple lectura y alcanza con ver el organigrama de una empresa u organización, verbigracia, el vínculo entre un gerente y sus subordinados, cualquiera con el cadete, o el Presidente con los demás. Dan lugar a innumerables abusos de autoridad y su correlato en el odio (justificado) del abusado. Pero, al entrar en conflicto con las asimetrías informales, es cuando se generan situaciones tensas e incómodas y pueden dar lugar a batallas dolorosas por el poder. El conflicto del que hablo lo encontramos en lugares en los que aquél que detenta el poder formal, no posee el informal. Jefes menos capacitados o capaces que sus subordinados, o con un carácter endeble, son carne de cañón para la configuración de este tipo de desigualdades. Recomiendo la serie “The Office” (versión estadounidense) para ver un excelente ejemplo de lo que menciono en este párrafo, especialmente el personaje encarnado brillantemente por Steve Carell (Michael Scott) y la valoración que sus empleados tienen de él.

En cuanto a las asimetrías externas, son fáciles de encontrar en la relación entre el vendedor y el comprador, y vecinas a ellos, el cobrador y el pagador.
Las primeras son obvias, el que quiere vender puede ser capaz de enterrar seis pies bajo tierra su dignidad con tal de hacerlo, y el que compra tiene la posibilidad de soltar su sadismo hasta donde el vendedor se lo permita. Es muy común que el vendedor tenga que adornar (léase coimear) al que compra para cerrar una operación, en lo que conforma, junto a los favores sexuales, el caso más acabado de la explotación de una relación asimétrica.
El caso de pagador-cobrador (o gestor de cobranzas para ser más exacto: el que tiene que llamar por teléfono para solicitar una fecha de pago) es muchas veces el ejemplo más hijo de puta de las relaciones asimétricas. A mi me tocó estar en los dos lugares. Cuando gestioné cobranzas, fui víctima de situaciones muy despersonalizantes. “llamame en veinte y te confirmo”…”todavía no tengo nada, llamame en veinte más”…así, un día entero. Con mi jefe atrás, los insultos no podían materializarse. Es increíble el poder que se atribuyen los pagadores. Poder sobre las finanzas de sus proveedores y sobre la salud de sus pares gestores de cobranzas. Es cierto que muchas veces responden a una política de bicicleta financiera de la organización a la que pertenecen, pero en unos cuantos casos, se detecta rápidamente que un halo de sadismo envuelve sus negativas a pagar. Algunos lo disfrutan, lo sé. Lo supe desde el momento en el que me otorgaron ese poder, cuando empecé a trabajar acá, encargado de la parte contable, compras y pago a proveedores. Venía de cobrar y pasé a pagar. Cuando recibí el primer llamado preguntando por la fecha de pago de una factura y sentí esa voz débil, frágil y condescendiente, debo admitir que se apoderó de mi un sentimiento resignificado como desagradable apenas lo intelectualicé. Una sensación de poder y de revancha. Lo anulé de inmediato, y decidí que no iba a ser ese turro que paga cuando quiere. De esa manera (y gracias a las saludables finanzas de la empresa) me gané la fama del mejor pagador del mercado. Y comprobé que suprimir una asimetría informal, externa, permanente y arbitraria, puede convertirse en una sensación agradable porque contribuye a una sociedad más justa.
Corto, pego y ajusto la última frase, para su relectura y reflexión: “Suprimir una asimetría arbitraria, puede convertirse en una sensación agradable porque contribuye a una sociedad más justa.” Esto es aplicable a cualquier situación de la vida cotidiana.
Si está en nuestras manos, hagámoslo. Aunque sea de vez en cuando.


6 comentarios:

  1. Impresionante post Oficinista.
    El derecho del trabajo, verbigracia (jeje), está fundado in totum en una asimetría, una des-igualdad: el empleador tiene todo el poder y el trabajador no tiene más que su fuerza de trabajo.
    La oficina es tramposa. En la fábrica está todo mucho más visible.
    Saludos,

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  2. Oficinista: me dejaste la cabeza giratoria! Excelente post!
    Y que bueno que uno desde su humilde lugar pueda romper con las asimetrias preestablecidas que parece que no le dieran a uno, ninguna posibilidad de cambio.

    Creo que esta fuerza que uno tiene, conviene canalizarla en un blog como este y no en tratar de disfrutar de esa cuotita de poder imbecil de "te pago cuando quiero" "te forreo porque soy el que pago" "te pido pelotudeces porque soy el jefe" "como estoy arriba en el organigrama, jodete!" y tantas otras.

    Que bueno que se puede, se puede cambiar y que la asimetría pase por oficinista-escritor
    Dos caras mas interesantes para explorar....

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  3. Totalmente de acuerdo con tu post de hoy.
    Yo creo que todo el tiempo hay que ponerse en el lugar que corresponde sin abusar del otro y menos si el otro es un compañero. Palabra importante si las hay. reflexionen sobre el significado.
    Hace unos años trabajaba en una empresa y uno de los gerentes era terriblemente irrespetuoso. A mi jamás me había faltado el espeto pero un día que me levante más ligero de lo habitual, en el medio de uno de sus ataques de ira lo llamé y le dije: Pensa por un minuto, que ese tipo que estás insultando, no te rompe la cabeza porque necesita trabajar. Sin no hubiera esa necesidad, ya estarías cagando dientes.
    Los titulos de nobleza oficinisticos, no te dan permiso para ser un hijo de puta.
    Pero lo que si aprendí ya hace mucho es que ese tipo de conductas se dan en personas que ya sufrieron abusos semejantes y ahora quieren descargarse con sus "subordinados" (palabra pedorra si las hay)

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  4. Excelente blog, y para otro oficinista como yo, las cosas que hablan son cotidianas.

    También estuve como cobrador y como pagador y entiendo muy bien de lo que hablás.

    Muy buena la reflexión final.

    Me voy porque ya me doy asco de tantas flores que tiré en tan pocas líneas.
    Saludos!

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  5. Excelente post!

    Sufri un gerente (por suerte, no directo mio), que era un tremendo H DE P, que abusaba de su poder y denigraba a cuento empleado se cruzara, el día que me fui le pude cantar las cuarenta, por suerte (momento sublime de mi vida oficinistica), y él me respondio que perfiles como el mio no se buscaban en el mercado y que me iba a costar mucho conseguir otro trabajo como este, DONDE TAN BIEN LOS TRATAMOS jajajaaja, por suerte se equivoco.

    Saludos para todos, y buena semana santa.

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  6. Muchas gracias a todos por los comentarios, los aportes, y por volcar sus experiencias en este espacio. De esa forma se enriquece mucho más.

    Ramiro, bienvenido al blgo y gracias por las flores. ;)

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