lunes, 16 de febrero de 2009

Mariano y Lucila (I)

En la entrada "Las cosas que más me molestan (I)" dije:

"22) Que Mariano no le declare su "amor" de una buena vez a Lucila. Dale, flaco. Hace dos eras geológicas que estás recaliente con la piba, ella ya lo sabe, todos acá lo sabemos, su madre lo sabe, el guardia de seguridad lo sabe, Sócrates lo sabe…Dejate de joder y arrancá de una buena vez, porque parecen Mulder y Scully…te la van a birlar, y vas a ir a llorar a la Iglesia Universal del Reino de Dios."

A la luz de lo que está pasando en estos días, es un muy buen momento para empezar a contarles la historia de Mariano y Lucila; es un historia de amor con algunos elementos que no parecen estar en su lugar, pero ¿qué historia de amor digna de ser narrada tiene todo en su lugar?


El 20 de diciembre de 2001 fue un día muy conmovedor para todos en la oficina.
La caída de un gobierno que no representaba a nadie sacudió la decadente siesta política de la sociedad, y en mayor o menor medida, nadie quedó afuera del debate. Varios estaban exhultantes, llenos de adrenalina, y hasta se animaron a arrimarse a la Plaza al mediodía, justo antes del climax del estallido. Otros, en cambio, seguían los acontecimientos por tv o Internet (hacía un año que contábamos con ese privilegio en nuestras workstations) y entre ellos estaba Mariano. Había entrado a trabajar en la empresa unos meses antes y se encargaba de preparar reportes de operaciones bursátiles para la Gerencia General y el Directorio. No le interesaba demasiado la política pero sábía que de entenderla más y mejor, contaría en el futuro con una gran herramienta para su desarrollo profesional como economista.
Ni los palazos, ni las balas de goma, ni los ensangrentados, ni siquiera el llanto desconsolado de un coreano saqueado y luego suicidado lo conmovieron tanto como la chica que vio salir de la sala de reuniones junto a la gerente de Recursos Humanos. Se cruzaron durante tres segundos y sus miradas también. Adela y yo presenciamos esa intersección gracias a nuestras ubicaciones preferenciales y no necesitamos más para saber que algo se estaba gestando. Mariano se quedó duro con su nuez de Adán en ascensor mientras las otras dos -entrevistada y entrevistadora- se dirigían hacia la puerta, y luego, sin el más mínimo pudor (cosa muy extraña en él) le preguntó a la gerente quién era esa chica.

- Es la nueva secretaria del Señor Richard, empieza el lunes.

La expresión en el rostro de Mariano me hizo pensar que para equilibrar el exceso de energía que se había generado en su ser iba a tener que descamisarse en la esquina de 9 de Julio y Avenida de Mayo al son del

"Qué boludos,
qué boludos,
el Estado de Sitio
se lo meten en el culo".

Se sentó frente al monitor sabiéndose en sintonía con la coyuntura nacional: ese día era una bisagra en la Historia reciente del país y en su vida de oficinista.

17 comentarios:

  1. No quiero imaginar como debe tener las bolas ese muchacho despues de 7 años y medio de amor silencioso

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  2. El oficinista aburrido está teniendo un nivel en sus relatos cercano a lo superlativo, poniendo al lector en situacion de época, contando hechos históricos paralelos a la historia de marras.

    Cabe acotar que también utiliza el recurso del suspenso, dándonos solamente una introducción a la historia para dejarnos deseosos de mas!!!

    Queremos saber mas!!!!!!!

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  3. Hola George y Manu,

    1) Así debe ser, Manu. Imaginate cómo las tendrá él si yo las tengo inflamadas con esa lentitud que tiene para definir las cosas...

    2) George, ¡¡¡muchas gracias por tu comentario!!!

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  4. Queremos saberlo todo. No importa que quede un post largo. Yo banco los posts largos.

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  5. buenísimo, Adri!
    cómo sigue??
    qué risa la encuesta oficinística.

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  6. Desde finales del 2001??????? Ah, bue...... y yo que me ponía impaciente por esperar un año...!!!
    Pero que onda, es amor del tipo para toda la vida, o es amor =calentura????

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  7. Coincido con el Amigo Clinton..
    Ya te estas haciendo de un estilo Literario Propio..
    Y me quedo con esto: Adela y yo presenciamos esa intersección gracias a nuestras ubicaciones preferenciales

    Me mataste... me mataste..

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  8. Vani: la respuesta a tu pregunta aun no puede determinarse con exactitud. Pero por el tiempo transcurrido me animaría a decir que en caso de ser calentura, para saciarla podría tomarle toda la vida.

    Juanca: gracias por tu comentario, es un honor!

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  9. Si las paredes de las oficinas hablaran no? hay miles de historias y de parejas... soy producto de eso yo jejejej mis viejos se conocieron en una oficina!!!
    abrazo
    Gus

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  10. Tu concepción podría ser una entrada de mi blog...

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  11. Estimado oficinista, hoy descubri su blog el cual ya lei entero hasta la fecha. Me resulto muy entretenido, paradojicamente para ser escrito por alguien que recurrentemente se aburre.
    Me gusto su broma, pero no me parece muy salada. Como alguien le sugirio podria haberlo perforado y/o rellenado con algun elemento inmundo.

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  12. Una mas, yo no me pregunto como debe tener las bolas este tal mariano sino en donde puso la fabrica de queso.

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  13. Hola Demóstenes, bienvenido al blog y gracias por tus comentarios!!

    Tené en cuenta que una broma muy ofensiva en una oficina como esta y con compañeros como estos es escupir para arriba.

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  14. El oficinista se relaciona con el amor del mismo modo en que se relaciona con la vida: pridente, temeroso, distante.

    No carece de deseo, pero el miedo lo paraliza frente a su objeto. Prefiere observar, a prudente distancia. Si fuera una bestia carnicera, hubiese muerto de hambre hace ya muchos milenios. Siempre acechante de la vida, pero nunca dispuesto a saltar sobre ella y clavarle los dientes en el cuello.

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  15. Es una interesantísima observación y una triste y acertada analogía, Fede.

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  16. apenas llegué hoy a este blog y ya quiero que sea mañana para ver si continuás la historia.
    Yo también tengo una boxer, se llama lola flores la faraona.

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  17. Hola Maggie. Hablando de boxers, faraones y alejandrías, viste que los boxers a veces se sientan en el piso como la Esfinge de Gizeh?

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