El sábado de la semana pasada salió con la chica del recital y decidió que de ahí en más realizaría algunas modificaciones en el relato de su historia reciente. Contar con sinceridad los motivos de su separación, muy probablemente, no sería la mejor idea en pos de cumplir su objetivo.
La llamó y le dijo que hablaba Cooler O'Connor. Ella respondió jocosa y le preguntó casi de inmediato por qué tardó tanto en ponerse en contacto. Sorprendido, le inventó un viaje laboral a San Pablo que -creyó- haría rebotar su imagen como un muñequito Topi, de abajo hacia arriba. Sin embargo, la respuesta de Estefanía (tal era su nombre) fue anodina y desinteresada. Charlaron un poco, lo básico como para establecer que había espacio para un encuentro cara a cara. La pasó a buscar por su casa de Olivos esa misma noche y fueron a tomar algo a orillas del río.
El encuentro comenzó auspiciosamente, la conversación no tuvo los ribetes comunes de una presentación entre dos desconocidos y ella era la que llevaba las riendas, recorriendo temas diversos y divertidos, intentando conocerlo desde diferentes ángulos sin caer en fórmulas preestablecidas como "de qué signo sos". Todo iba muy bien hasta que Javo le contó su separación y los motivos que la precipitaron. A partir de ese momento, sintió que se produjo un quiebre que por tratarse de un primer encuentro sería irreversible. Pasó a tomar las riendas él, haciendo malabares y abracadabras para sostener el ritmo inicial. A medida que pasaban los minutos, ella se mostraba cada vez más aburrida. Una hora después, la dejó en la casa y se fueron a dormir cada uno en su cama.
El lunes me contó lo ocurrido mientras almorzábamos en Mondo Spaghetti de Galerías Pacífico:
- La mina estudia Filosofía en la UBA y tiene 22 años. Creo que entre mi profesión y mi separación la alejé y la aburrí. No la voy a volver a llamar. Y no voy a volver a contar la verdad sobre mi ex, me parece que me tira abajo.
- Depende. A algunas puede espantarlas, pero seguramente vas a encontrar otras que se sientan más atraídas por la historia y pueda resultar un buen gancho. Tenés que tantear y usar tu intuición para saber cuando contarla y cuando callarla. El plan b podría ser dejar tu separación en manos del enemigo público N° 1 de toda relación de pareja: la rutina. Una razón universal e ineludible.
- Qué lástima. Era tan linda...se parecía a María Vázquez antes del botox y el colágeno. Un caramelo Suchard de frutillas con crema.
- Lo importante, amigo, es que ya estás entrenando. Yo te veo bien. El jueves vamos a Granix.
************************************************************************
Y el jueves fuimos a Granix a la una en punto.
Ahí estaban las dos: la tetona operada y su morocha. Nos sentamos con ellas y durante el almuerzo traté de hablar con el gato (no la catalogo por las tetas sino por su forma de hablar, de pensar, de sentir, de respirar, de mirar, de comer, de peinarse, de vestirse y de hablar por celular con su jefe) para distraerla y darle más lugar a Javo de encararse a la morocha. Viviana, la morocha. Treinta y cuatro años, separada y sola. Carne de cañón.
Hablaron mucho y muy bien. Ella era analista de riesgos de un banco. Pegaron mucha onda y salieron el sábado. Lo único que pude averiguar hasta ahora es que a duras penas Javo alcanzó a pasar por su casa esta mañana para cambiarse la ropa que llevaba desde esa noche, afeitarse y venir a trabajar, muy descansado y sonriente. Espero ansioso la hora de almuerzo para conocer los detalles de la primera cosecha.
La llamó y le dijo que hablaba Cooler O'Connor. Ella respondió jocosa y le preguntó casi de inmediato por qué tardó tanto en ponerse en contacto. Sorprendido, le inventó un viaje laboral a San Pablo que -creyó- haría rebotar su imagen como un muñequito Topi, de abajo hacia arriba. Sin embargo, la respuesta de Estefanía (tal era su nombre) fue anodina y desinteresada. Charlaron un poco, lo básico como para establecer que había espacio para un encuentro cara a cara. La pasó a buscar por su casa de Olivos esa misma noche y fueron a tomar algo a orillas del río.
El encuentro comenzó auspiciosamente, la conversación no tuvo los ribetes comunes de una presentación entre dos desconocidos y ella era la que llevaba las riendas, recorriendo temas diversos y divertidos, intentando conocerlo desde diferentes ángulos sin caer en fórmulas preestablecidas como "de qué signo sos". Todo iba muy bien hasta que Javo le contó su separación y los motivos que la precipitaron. A partir de ese momento, sintió que se produjo un quiebre que por tratarse de un primer encuentro sería irreversible. Pasó a tomar las riendas él, haciendo malabares y abracadabras para sostener el ritmo inicial. A medida que pasaban los minutos, ella se mostraba cada vez más aburrida. Una hora después, la dejó en la casa y se fueron a dormir cada uno en su cama.
El lunes me contó lo ocurrido mientras almorzábamos en Mondo Spaghetti de Galerías Pacífico:
- La mina estudia Filosofía en la UBA y tiene 22 años. Creo que entre mi profesión y mi separación la alejé y la aburrí. No la voy a volver a llamar. Y no voy a volver a contar la verdad sobre mi ex, me parece que me tira abajo.
- Depende. A algunas puede espantarlas, pero seguramente vas a encontrar otras que se sientan más atraídas por la historia y pueda resultar un buen gancho. Tenés que tantear y usar tu intuición para saber cuando contarla y cuando callarla. El plan b podría ser dejar tu separación en manos del enemigo público N° 1 de toda relación de pareja: la rutina. Una razón universal e ineludible.
- Qué lástima. Era tan linda...se parecía a María Vázquez antes del botox y el colágeno. Un caramelo Suchard de frutillas con crema.
- Lo importante, amigo, es que ya estás entrenando. Yo te veo bien. El jueves vamos a Granix.
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Y el jueves fuimos a Granix a la una en punto.
Ahí estaban las dos: la tetona operada y su morocha. Nos sentamos con ellas y durante el almuerzo traté de hablar con el gato (no la catalogo por las tetas sino por su forma de hablar, de pensar, de sentir, de respirar, de mirar, de comer, de peinarse, de vestirse y de hablar por celular con su jefe) para distraerla y darle más lugar a Javo de encararse a la morocha. Viviana, la morocha. Treinta y cuatro años, separada y sola. Carne de cañón.
Hablaron mucho y muy bien. Ella era analista de riesgos de un banco. Pegaron mucha onda y salieron el sábado. Lo único que pude averiguar hasta ahora es que a duras penas Javo alcanzó a pasar por su casa esta mañana para cambiarse la ropa que llevaba desde esa noche, afeitarse y venir a trabajar, muy descansado y sonriente. Espero ansioso la hora de almuerzo para conocer los detalles de la primera cosecha.
Bien por Javier! Parece que la pasó bien el finde. Creo que ya con esta reincide en el noviazgo y se termina rápido lo de las 20 ;-)
ResponderEliminarLo interesante seria que se haya revolcado con las dos
ResponderEliminaresta cantado... este pibe tiene esas personalidades que necesitan estar con alguien y va a reincidir dentro de poco, quedo mas que claro en el traspie con la filosofa.
ResponderEliminarpuede aparentar toda la seguridad del mundo y agrandarse porque sabe lo que vale... pero
que se acepte asi, porque hay cosas que se maman desde chicos y nos hacen la persona que somos, y eso no se cambia.
Al menos este chico está aprendiendo rápidamente las reglas de comportamiento de una primera cita. Creo que bajo ninguna circunstancia se habla de fracasos amosoroso, mucho menos si incluyen palabras como "divorcio reciente". A ninguna mujer le gusta ocupar el lugar de la que viene inmediatamente después de eso. Porque es obvio que no te vas a casar con ese hombre, y lo masgrave, tenes que soportar los kilombos de adaptación a la "nueva vida"...
ResponderEliminarLe deseamos suerte con la morocha.
No estoy del todo segura de eso de no hablar de relaciones previas. Pero en una primera cita, es info que tiene que ser bien utilizada.
ResponderEliminarEstá okey -y funciona en la mayor parte de las oportunidades, casi se los puedo asegurar- si se platea de modo tal que la historia muestre a su protagonista como a una persona misteriosa/compleja/incomprendida. Pero nunca, jamás funciona, si la persona queda en la historia queda en una situación triste.
Y la historia de Javo es un poco triste.
Saludos!