miércoles, 4 de noviembre de 2009

La fiesta de Fin de Año (I)

Todos los años la misma historia.
En esta pequeña empresa, como imagino ocurre en la gran mayoría de sus pares, la decisión final sobre el modo y lugar de los festejos de fin de año está en manos de los directivos. Sin embargo, debo reconocerles una gran apertura (de la mano también de una grosera falta de creatividad) a raíz de la cual nos dan lugar a hacer sugerencias y, como ocurrió en los últimos años, terminar celebrando en un sitio propuesto por uno de nosotros, los oficinistas rasos.
El problema es que el sitio elegido termina siendo con suerte el N° 5 de la lista, porque siempre nos dejamos ganar por el almanaque y cuando queremos hacer la reserva, ya no queda lugar en ninguno de los cuatro potables.
La semidemocratización de la elección surgió en 2005, cuando nos encontramos cenando en Jackie O. (Las Cañitas) rodeados de cuatro parejas sentadas en sus respectivas mesas, sufriendo una horrible y oficinística invasión a su privacidad y romanticismo. No había nadie más que esos ocho y nosotros. La cena fue un asco y a las 23:30 estaba en casa mirando la tele. De ahí en más, alternamos lugares un poco más potables, otros de lujo (en las épocas de vacas gordas) como Rodizio de Puerto Madero, y uno insólito: la megafiesta que se arma en La Rural cada año. Un patchwork en diferentes tonalidades de gris oficina, una comida vomitiva, música de casamiento y un pedazo de Marí-Marí, del carnaval de Gualeguaychú. La única fiesta de fin de año que puede ser calificada de divertida de todas las que tuvimos desde que entré a esta empresa. Fue un jueves (como debe ser) y al día siguiente hubo un índice de ausentismo explosivo y un promedio en el horario de llegada de las 11 hs. Sólo Nelly llegó temprano, ya que no toma alcohol porque le causa hemorroides.

El mes pasado empecé a buscar lugares con Adela. Ella avisó a los altos mandos y preguntó si tenían algo pensado, pero la respuesta fue -previsiblemente- que este año el presupuesto estaba muy ajustado y un poco más de bla bla bla. Que más adelante veríamos.

Siendo 4 de Noviembre, aún no hay un lugar que se candidatee. Seguramente vamos a terminar aburriéndonos en un restó de dos o tres tenedores y volviendo a casa temprano. El único aliciente que nos queda es que vamos a celebrar en Diciembre, y este hecho no es despreciable. El estudio contable que nos audita (uno de los grandes) va a tener sus festejos de fin de año este viernes. Tan deprimente como irse a dormir a las nueve de la noche un sábado.

9 comentarios:

  1. A todos nos pasa lo mismo con la bendita fiesta de fin de año... aca en parte nos dejan "elegir" el lugar, y siempre como nadie decide a tiempo, no hay lugar y la "fiesta" termina siendo en un boliche de moda, con comida patetica y los pseudo-gatos del momento, porque uno de los jefes tiene "amigos" ahi y consigue lugar... Sin palabras...

    ResponderEliminar
  2. Aunque sea tienen, los ratas de mi oficina el año pasado la suspendieron y este año todavia no hay novedades...eso que es una importante casa de cambio...en fin.

    ResponderEliminar
  3. a nosotros todos los años es lo mismo... una suerte de cumpleños quinceañero/casamiento con buenos vinos, buen servicio y una sarta de numeros asquerosos, magos, bailarinas arabes y algun cantante de boleros. despues de toda esa mierda viene el cotillon con pelucas

    lo mas comico, la invitacion sugiere ir de elegante sport :puaj:

    ResponderEliminar
  4. La empresa debería financiar un festejo decidido por sus trabajadores y de ser posible, enviar a los directivos a un retiro espiritual para que no vayan. Ese podría ser el principio de una celebración interesante.

    El viernes a la mañana subo un nuevo capítulo de la historia entre Mariano y Lucila.

    Saludos, y gracias por los comentarios!

    ResponderEliminar
  5. Espero ansiosa la continuación de la novela, es una adicción, jaja, por más que mañana no trabajo (gracias bancarios por su día) me voy a meter igual a ver que pasó!!!
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Mmm... me parece que le ponen demasiadas fichas a la fiesta de fin de año che.

    Para mi termina siendo un evento corporativo más, en lugar de una celebración de un grupo de trabajo... y por eso muchas veces terminan siendo aburridas y/o patéticas.

    Si en nuestra vida en general la diversión está en otro lado difernte al laboral, por qué ocurriría algo diferente con esos festejos?

    Digo nomás.

    ResponderEliminar
  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  8. Que porquería las fiestas de fin de año. Que situación forzada de festejo, con un montón de gente con la que a mi no me dan ganas de compartir nada que no sean las 8hs. de oficina diarias. Jamás voy.

    Donde trabajo yo, obviamente las programan siempre los empleadores, con 2 detalles: siempre son en clubes o lugares en la loma del orto en Zona Norte (no tengo auto y vivo en Capital), y siempre caen en jueves. Para ellos que viven en countries de ZN y los viernes jamás se levantan temprano, es buenísimo. Para el resto de los plebeyos, no.

    Que se la metan en el orto!

    ResponderEliminar
  9. hace años que no voy a una de esas fiestas, mil ultimos trabajos siempre fueron en lugares de poca cantidad de gente y de poca cantidad de plata

    ResponderEliminar

Compartí tu punto de vista:

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.