viernes, 6 de noviembre de 2009

Mariano y Lucila (VIII)

El viaje en el auto de Mariano fue a pura carcajada. Jugaron a tararear jingles viejos para que el otro los adivine y ganó Mariano por una de Seven Up.

Al llegar, Lucila le dijo que quería premiarlo con un rico café por haber sido el vencedor del juego. Mariano pensó, mirando al volante. En una fracción corpuscular de tiempo tenía que buscar una respuesta. Primero tenía que decidir si iba ir, durante el viaje supo que llegaría ese momento y que entre las posibilidades, estaba la de tener que subir al departamento de Lucila, pero no llegó a ninguna conclusión. Creyó más conveniente decirle que sí y manejarse con cautela, que negarse y quedar como un estúpido.

Cuando entró se sintió abrazado. El pequeño departamento reflejaba a la perfección la calidez que le transmitía Lucila cada vez que la veía, cada vez que la miraba. Estaba ambientado con adornos nativos, muchos de Perú, varios de Bolivia y algunos de acá, todos en armonía autóctona y en un sobrio contraste con la tv de plasma y luces dicroicas que iluminaban el living con el dimer bajo. Mientras ella preparaba el café, Mariano se puso a observar las fotos. En todas estaba sonriente. Como casi siempre. Había fotos de la infancia en las que se la veía muy rubia, más que en la actualidad. Se detuvo en una en la que estaba junto a una mujer grande que apenas sonreía con ojos tristes hundidos en sus profundas cuencas. Lucila llegó con una bandejita y dos tazas humeantes.
- Era la mamá de Bruno. Falleció dos meses después de la sentencia. Peleó contra el cáncer durante años...creo que no pudo soportar ver al hijo envuelto en semejante desgracia.
Tomaron el café y hablaron del tema como no lo habían hecho hasta ese momento. Lucila confesó cuestiones muy íntimas que dejaron a Mariano casi sin habla, relativas a su aburrida y poco prolífera vida sexual con Bruno, víctima de los anabólicos y la vigorexia que lo aquejaba sin que él fuera plenamente conciente. Sin embargo, el relato tenía un tono más divertido que dramático. Era evidente que el dolor había cesado, que era un caso cerrado.

Mariano habló poco y durante toda la charla trató de no mirar el escote de Lucila, que dejaba ver una parte de su corpiño y sus pechos, que por unanimidad habían sido elegidos como los más lindos de la oficina. Se le hacía cada vez más difícil pero lo salvó ella, que le pidió que le contara cosas de su vida: cómo es Alexia, qué planes tienen, si era feliz. Mariano se concentró en hablar tratando de esquivar la mirada, los ojos almendrados de Lucila se habían posado en los suyos y no se sentía capaz de resisitir un contacto visual sin caer en la tentación de comerle la boca de un beso. Pero no le hizo falta esforzarse. En medio del relato sobre sus sentimientos con respecto a Alexia, sus miedos, sus inseguridades y su constante sensación de inferioridad, Lucila lo besó. Fue un beso corto pero completo. Ella se apartó para mirarlo y Mariano se quedó con los ojos cerrados un par de segundos más. Después, se miraron sin hablar y a la par dejaron de hacerlo mientras atravesaban un silencio largo como una sucesión infinita de puntos suspensivos. Sosteniendo la frente con las manos, Mariano le dijo que tenía que irse. Lucila asintió un poco avergonzada y lo acompañó hasta la puerta. Una vez allí, él la abrazó sintiendo que se derretía de amor. Le dio un beso en la frente y se fue a su casa del boulevard Chenault.


8 comentarios:

  1. Me voy a ganar el odio generalizado, pero yo la banco a Alexia.

    En general dudo de esos amores eternos idealizados a lo largo de los años. Me parece que son insostenibles, que lo que los sostiene es la imposibilidad. Una vez vencida es dificil que pueda generarse otra cosa.

    Seguro que hay excepciones. Como en todo.

    Saludos a todos y buen finde!

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  2. Coincido plenamente con Pip, a mi criterio tampoco creo q dure algo asi demasiado; despues de tanto tiempo sin que pase nada, se cae, definititvamente...
    el post excelente!!! como siempre!! un capo oficinista!!

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  3. En parte coincido con las otras dos opiniones, tanto tiempo sin pasar nada, se idealiza todo, se cree que va a ser perfecto, pero si se cumple en el día a día de la pareja las cosas no eran tan geniales como las imaginaban.... pero apuesto a que ellos son la excepción!!!
    Me encantó que ella se animó a robarle el beso, porque si fuera por él, ibamos a llegar al capítulo 2000... quizas era el empujon que faltaba para que Mariano se replantee si ama a Alexia o es un mientras tanto...

    Besos y buen finde

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  4. Ojalá no lleguemos al capitulo 2000 porque los números romanos después del XXXIX se me complican...

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  5. Todavía no entiendo por qué se me ocurrió enumerar los capítulos con números romanos.

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  6. Y... es la manera de numerar de quienes tienen mayor afinidad con las letras que con los números.
    :o)

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Lucila me parece una moderna histérica que lo va a poner mal.
    Además, seguro que cuando salga el patovica de la cárcel, Mariano se compra un quilombo.
    Y por sobre todas las cosas: Una mina que estuvo de novia con un pato vica???? No califica.

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