(1)"¿¿¿Y esta cagada nos regalan???"
(2)"Ah, bueno...si querían graduarse de hijos de puta, está bien. Pero de ahí a magna cum laude, hay un largo trecho y lo caminaron de punta a punta."
(3)"Mmmm...¡¡¡qué rico!!! Me encanta el budín con frutas abrillantadas".
(4)"De acá, derecho a lo de mi portero."
Las anteriores fueron las expresiones capturadas en el aire mientras observaba a mis compañeros abriendo la caja navideña de este año. (1) fui yo, y (2) fue Mario. Todavía no entiendo si esto y lo de la fiesta forman parte (o no) de los pilares de la construcción de un pensamiento colectivo inducido acerca de "lo-difícil-que-fue-este-año", intentando dar lástima para justificar o solapar acciones más aberrantes, como no aumentarnos los sueldos o algo asquerosamente parecido. No es que me importe demasiado la caja navideña, pero me sirve como parámetro para medir en qué nivel de amarretismo vamos a andar cuando en Enero anuncien las remuneraciones modelo '10.
Me molesta, más que el contenido de la caja, su devaluación ordinaria. La del año pasado, -que ya nos encontraba con un Merval cagado a trompadas y un Dow Jones violado por los cien padres de Freddy Kruger-, tenía dos botellas de Chandon Extra Brut, dos turrones deliciosos, un pan dulce de Pesce (muy buen nivel para los que no lo conocen) y una caja de diversos chocolates y confites. Pocos artículos, pero muy buenos. Sobrio y eficaz. Debo reconocer que se habían portado muy, muy bien. Pero ellos no podían sostener el buen comportamiento por mucho tiempo, tenían que mandarse rápidamente una cagada. Nos muestran el dulce y nos terminan dando fruta abrillantada, que dicho sea de paso... ¿a quién sino a Nelly (3) y sus homólogos puede gustarle la fruta abrillantada? Y los vinos...¿blanco a los subordinaditos y tinto a los jefes? ¿Qué mierda es esa diferenciación? ¿Alguien puede explicar qué procesos psicológicos subyacen en una decisión como esa?...
Espero que los turrones puedan morderse sin perder alguna pieza dental, porque si no...pobre el portero de Cristina (4).
(2)"Ah, bueno...si querían graduarse de hijos de puta, está bien. Pero de ahí a magna cum laude, hay un largo trecho y lo caminaron de punta a punta."
(3)"Mmmm...¡¡¡qué rico!!! Me encanta el budín con frutas abrillantadas".
(4)"De acá, derecho a lo de mi portero."
Las anteriores fueron las expresiones capturadas en el aire mientras observaba a mis compañeros abriendo la caja navideña de este año. (1) fui yo, y (2) fue Mario. Todavía no entiendo si esto y lo de la fiesta forman parte (o no) de los pilares de la construcción de un pensamiento colectivo inducido acerca de "lo-difícil-que-fue-este-año", intentando dar lástima para justificar o solapar acciones más aberrantes, como no aumentarnos los sueldos o algo asquerosamente parecido. No es que me importe demasiado la caja navideña, pero me sirve como parámetro para medir en qué nivel de amarretismo vamos a andar cuando en Enero anuncien las remuneraciones modelo '10.
Me molesta, más que el contenido de la caja, su devaluación ordinaria. La del año pasado, -que ya nos encontraba con un Merval cagado a trompadas y un Dow Jones violado por los cien padres de Freddy Kruger-, tenía dos botellas de Chandon Extra Brut, dos turrones deliciosos, un pan dulce de Pesce (muy buen nivel para los que no lo conocen) y una caja de diversos chocolates y confites. Pocos artículos, pero muy buenos. Sobrio y eficaz. Debo reconocer que se habían portado muy, muy bien. Pero ellos no podían sostener el buen comportamiento por mucho tiempo, tenían que mandarse rápidamente una cagada. Nos muestran el dulce y nos terminan dando fruta abrillantada, que dicho sea de paso... ¿a quién sino a Nelly (3) y sus homólogos puede gustarle la fruta abrillantada? Y los vinos...¿blanco a los subordinaditos y tinto a los jefes? ¿Qué mierda es esa diferenciación? ¿Alguien puede explicar qué procesos psicológicos subyacen en una decisión como esa?...
Espero que los turrones puedan morderse sin perder alguna pieza dental, porque si no...pobre el portero de Cristina (4).
Sabés que lo mismo ocurre hace un par de años con la "mochila" que te dan para los hijos en edad escolar, en el 2005, casi no hacia falta comprar nada tras recibirla, buenas hojas, cartucheras completas, cuadernos forrados, reglas, boligoma y todo dentro de una mochila de lindo diseño y buena calidad y marca. La mochila de este año fue descartable y adentro traía 1 block de hojas tipo papel de calcar 2 birome y un lapiz negro, realmente indignante para una de las multinacionales que mas factura por minuto en la Argentina. De la caja navideña, bue, mejor no mencionar que este año fueron un par de latas de ensalada de fruta y dos turrones marca acme.
ResponderEliminarEl post de la caja navideña fue lo mejor que leí en el día, te felicito ! impecable, la descripción numero (2) es mi favorita jajajaja.
ResponderEliminarSAludos para todos!
Gracias por los comentarios, chicas.
ResponderEliminarKolo, me imagino que los turrones marca Acme vienen con un corega de regalo, no?
En definitiva, el sólo hecho de que regalen una caja con mercadería es ya de por sí, deprimente... peor todavía si hay cajas small, medium y premium, me explico?
ResponderEliminarQue necesidad de hacer estas cosas que solamente sirven para quedar al borde del desprecio. Es como un débil insulto, una provocación.
Con todas las listas de regalos empresarios que hay, que necesidad de regalar una caja.
No sería mejor un buen vino, simplemente...
Yo recuerdo una vez que me regalaron una torta galesa (carísima) y mi cometario fue: "Muchas gracias, pero me la voy a comer el 25 de Junio!"
Vienen con la dirección del fondo compensador, así podes tramitar las prótesis gratis!
ResponderEliminarEn una oficina muy triste en la que trabajé 5 años me sucedio algo muy loco.
ResponderEliminarEl cuarto año aparecieron con una caja navideña que venía en unas bolsas muy lindas -de carton rojo grueso y con unas cintas festivas-, en donde justamente la bolsa era lo más caro del conjunto.
Lo más loco es que los jefes esperaban saltos de alegría y agradecimiento como reacción ante -lo que a sus ojos- era un acto de justicia social.
Triste.
Hubiera preferido una tarjeta. O una tarde libre.
Acuerdo con Pip, que el regalo de navidad del trabajo, sea tiempo. A por esa reivindicación social!
ResponderEliminarEn mi empresa nos basurearon todo el año, pagaron en negro y fuera de término. Tambien hicieron que nos quedáramos hasta cualquier hora más de una vez, y se hizo común no tener tiempo para almorzar.
ResponderEliminarAhora, como regalo de fin de año, no nos dieron ninguna caja navideña.. Recibimos un sobre con $200 para que los gastemos en lo que quieramos, y la satisfacción de no trabajar ni el 24 y ni el 31.
Esta vez, se pasaron.
Saludos oficinista, tanto tiempo sin leerlo.
Felicidades!
Gracias a todos por los comentarios.
ResponderEliminarLoli, que disfrutes tu asignación extraordinaria y sobre todo los días feriados!
Felices fiestas
No trabajo en relacion de dependencia pero uno de mis clientes me incluyó en su listado del personal. Por lo tanto tuve que firmar en una planilla cuadriculada como que retiraba la caj"ita" "in"feliz y montaron todo un operativo de entrega-delivery-notificacion de acuse de recibo para que obviamente mis comentarios fueran tan pero tan pero tan similiares a los del (1) a (4) inclusive !!!!
ResponderEliminarDigo yo en vez de darnos una caja llena de cosas berretonguis, porque no nos dan una sola cosa que valga la pena y sea recordada y hasta esperada para el año siguiente ??? Eh ???
Felicitaciones por el blog. Si tenes ganas te espero por
www.revoleandopapeles.blogspot.com
Buen Año!!!!