sábado, 12 de diciembre de 2009

Mariano y Lucila (IX)

Aquél beso que Lucila se atrevió a darle a Mariano en contra de su historia y de la manera natural que tiene la gente de besarse por primera vez, marcó un mojón en la relación entre ambos. Estamos en Marzo de 2007 y hace más de tres años que apenas se saludan, intercambian alguna que otra frase, idea o comentario, siempre con gente mediante y sin chispa, sin química, sin nada de todo eso que durante mucho tiempo los mantuvo en sintonía. En este momento son dos compañeros más, como Silvana y yo o Mario y Nelly. Pero para llegar a este punto, cada uno recorrió un camino muy diferente al del otro.

Empecemos por Lucila. Después del beso, estuvo varios días pensando en hablar con Mariano y decirle lo que le pasaba, más allá de Alexia, de la oficina, incluso de los propios sentimientos de él. Quería sacarse de adentro lo que sentía, exorcizarlo independientemente de los resultados. Pensaba que si era correspondida, bien valía la pena. Y si no lo era, también podría servir como puerta de salida de ese amor asimétrico. Pero al ver que Mariano se mostraba cada vez más distante, la idea se fue diluyendo. Pasó de las ganas de gritarle en la cara cuánto lo amaba a sentir un desprecio incremental. El beso inconcluso y la posterior distancia de Mariano mutaron la imagen que tenía de él e inevitablemente sus sentimientos también se transformaron. Unos meses después descubrió con su terapeuta que el incipiente desprecio respondía además a una necesidad de protegerse: despreciarlo significaba bajarlo del pedestal en el que lo había colocado como una estúpida y ponerlo en un nivel inferior (y sobre todo, créerselo) hacía que el dolor por el rechazo fuera menor. Cuando puso estas ideas en palabras, el desprecio dio lugar a la indiferencia y paralelamente, desestancó su vida amorosa comenzando un romance muy fogoso con un productor de televisión.

Para Mariano, ese beso significó el comienzo de una tortura lenta, constante e interminable. Y todo por dentro. Él sabía que lo que le pasaba con Lucila era muy fuerte, no estaba seguro si era amor, enamoramiento o qué exactamente, pero sabía que cuando Lucila estaba cerca, la vida tenía otro color. Nunca lo habló con nadie, ni con sus amigos, ni con Alexia, ni con Lucila. El proceso interno le comía la cabeza todos los días, un poco más, un poco menos. Nuevamente pensó en renunciar, pero nunca se animó. Miles de veces pensó en dejar a Alexia, pero le parecía ridículo. A veces llegaba a la oficina con la firme intención de invitarla a almorzar y luego se quedaba sin nafta para encender el coraje necesario. Otras, la buscaba con la mirada durante horas, intentando disimular para que los demás no lo vean (no siempre) pero varias de las veces que logró el contacto, Lucila corría la cara con displicencia. Mientras tanto, y a pesar de manejar el tema con todo el tacto posible, con Alexia empezaron las desaveniencias; ella a veces lo encontraba raro y por lo menos una vez por mes le proponía charlar, le preguntaba qué le estaba pasando, le abría el camino para que se sintiera cómodo y hablaran. Cuando la paciencia se fue empezando a acabar, Alexia mostró una faceta desconocida hasta ese momento, haciendo volar platos y zapatillazos contra la pared y desapareciendo durante uno o dos días sin dar señales de vida. Pero Mariano, digámoslo como corresponde, se hacía olímpicamente el boludo de todas las formas posibles. Siempre encontraba una excusa para escapar a los pedidos de explicaciones y minimzar los arranques de furia de su pareja. Así recorrió su camino, gambeteando a Alexia y arbitrando un combate a mil rounds entre sus sentimientos en conflicto.

Hasta que un día de Marzo de 2007, llegó a su casa y se encontró con Alexia sentada en el sillón y una pila de valijas armadas a su lado. Ella lo miró con un poco de tristeza y resignación, y le dijo con una decisión infranqueable y noqueadora:

- Me voy.

Y se fue.

4 comentarios:

  1. Ese patron que tienen muchos hombres de hacerse los boludos con lo que les pasa con alguien x y mantener la historia que tienen con su "pareja" hasta que la otra parte es la que se cansa y se va es algo que sigo sin entender....
    Me dejas pensando oficinista querido... y hoy no tenia ganas de pensar en eso...

    Bueno a ver como sigue la historia de estos dos.... y la de Javo!!

    Besos y buen finde

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  2. Son dos cobardes, como no van a decirse las cosas? Hay gente lenta en el mundo, eh... me indigna. Cuando está en juego la posibilidad de la felicidad (algo que sucede muy de vez en cuando), hay que accionar!
    me dan mucha pena los dos, y a la vez, los mataría!!!!

    Jaja, me emocioné.

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  3. 3 años así!!!!!!!!!! no puede ser!!! muchooooo.... y Alexia en ese lugar todo ese tiempo!??! mmmm.... pobres los 3!!!! qué aguante!!!
    cobardía sí... terrible cobarde, Mariano sobre todos los demás!!!

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