Aunque parezca un absurdo, esta mañana me envidié.
Me "autoapliqué" un verbo que pierde sentido si se usa como reflexivo, salvo que se diga "es digno de envidiarse" (aunque el "se" del final no le dé sentido reflexivo propiamente dicho sino que reemplaza al verbo ser, es algo parecido a una voz pasiva, creo: "es digno de ser envidiado"). Pero en este caso es perfectamente aplicable porque envidié a mi yo del futuro, que todavía no soy yo. Claramente no soy yo pero lo seré. Dilema filosófico interesante, porque
1) envidié
2) no envidé a otra persona
3) tampoco me envidé a mi mismo. No puedo asegurar que ese que envidié vaya a ser yo...
El yo futuro depende de infinitos factores que se van modificando una y otra vez abriendo infinitos yo futuros posibles. Hoy envidié a al yo futuro que se asemeja a mi ideal del yo. El que quiero ser.
Me imaginé dentro de unos años, con la cantidad justa de plata ahorrada, (no demasiada) suficiente para abandonar esta vida asfixiante de color gris topo. Me imaginé con un proyecto propio, que no me haga nadar en oro como Rico McPato pero me dé una entrada mensual, me imaginé estudiando otras cosas y administrando mi tiempo como a mí se me dé la gana. Me imaginé menos joven, pero más rejuvenecido.
Me imaginé todo eso y me envidié. Y llegué a la conclusión de que envidiarse a uno mismo en el futuro es una sensación maravillosa porque augura que lo mejor, está por llegar.
Me "autoapliqué" un verbo que pierde sentido si se usa como reflexivo, salvo que se diga "es digno de envidiarse" (aunque el "se" del final no le dé sentido reflexivo propiamente dicho sino que reemplaza al verbo ser, es algo parecido a una voz pasiva, creo: "es digno de ser envidiado"). Pero en este caso es perfectamente aplicable porque envidié a mi yo del futuro, que todavía no soy yo. Claramente no soy yo pero lo seré. Dilema filosófico interesante, porque
1) envidié
2) no envidé a otra persona
3) tampoco me envidé a mi mismo. No puedo asegurar que ese que envidié vaya a ser yo...
El yo futuro depende de infinitos factores que se van modificando una y otra vez abriendo infinitos yo futuros posibles. Hoy envidié a al yo futuro que se asemeja a mi ideal del yo. El que quiero ser.
Me imaginé dentro de unos años, con la cantidad justa de plata ahorrada, (no demasiada) suficiente para abandonar esta vida asfixiante de color gris topo. Me imaginé con un proyecto propio, que no me haga nadar en oro como Rico McPato pero me dé una entrada mensual, me imaginé estudiando otras cosas y administrando mi tiempo como a mí se me dé la gana. Me imaginé menos joven, pero más rejuvenecido.
Me imaginé todo eso y me envidié. Y llegué a la conclusión de que envidiarse a uno mismo en el futuro es una sensación maravillosa porque augura que lo mejor, está por llegar.
Accediendo a la etiqueta "el día que me vaya" vi que bajo esta categoría hay dos post que corresponden justamente al enero... se ve que es un mes duro!!!
ResponderEliminarQue no decaiga Oficinista, que ya falta menos para febrero!
...me sonó como a "proyectarse"... está bueno, porque son ambiciones, pero de las buenas...
ResponderEliminarYo me envidio cuando me veo, descansando en Grecia, un día, en un futuro, espero no muy lejano...
Impresionante! Si pudiera hacer ese ejercicio tambien me envidiaría.
ResponderEliminarTe propongo repetir el ejercicio de auot-envidia biyectiva pensando en que este blog crece, publicás un libro, estudias algo que realmente te guste y quien te dice... se va a dar.
Suena muy de autoayuda tipo la bosta esa de "El secreto" pero está bueno proyectarse, uno sabe para que lado se dirigen los sueños y andá a saber, a veces sin darse cuenta uno se anima a perseguirlos....
Gracias por los comentarios.
ResponderEliminarCon respecto a lo que dice Marcelo, con los años me voy dando cuenta de que hay que tener más huevos de lo que pensaba para perseguir nuestros propios sueños. Es tan paradójico y casi ridículo como autoenvidiarse. Paradójico, ridículo y humano.
Si, hay que tener coraje. Pero no es imposible. Se puede. Y me envidio a diario. ;)
ResponderEliminarYo tuve una frustración cuando era adolescente y quería pintar... con la mala fortuna que hasta llegue a dar con un profesor que no era muy bueno y después de unos meses, abandone.
ResponderEliminarLa cosa es que desde ahí en adelante siguieron infinidad de intentos: Aprendí a tocar la guitarra, asistí a talleres literarios y todo ese tiempo, estuve pintando con mi cabeza.
Resulta que un día, allá por 2006 encontré al maestro que estaba buscando y empecé definitivamente mi sueño de pintar.
En el 2007 una revista me publicó un cuadro, en Noviembre del 2009 participé en una expo colectiva del atelier y hoy me envidio el coraje que tuve para seguir manteniendo mi sueño y rajarme todos los miércoles a las 17:40 para llegar a tiempo a mis clases.
Además me envidio cuando me veo en el futuro exponiendo en el Metropólitan Museum de NY!!!
Un abrazo oficinista y muy buen ejercicio el tuyo.
Fabián, dónde podemos ver tus obras? Algún link?
ResponderEliminarNo, oficinista, yo no soy tan tecnológico como para tener un blog o algo así.
ResponderEliminarDe todos modos, en FACEBOOK hay un grupo que se llama "CUALQUIER FRUTA ES ARTE" que recomiendo fervientemente, donde el macanudo de Juan Durañona y Vedia cuelga cortos sobre pintura y ahora esta abriendo una galería virtual para difundir la obra de gente que quiera mostrar su trabajo.
En estoy momentos estoy (con muchísimo esfuerzo) tratando de digitalizar algunos de mis cuadros.
Me dedico a la pintura figurativa (bodegones, paisajes) y algunos dibujos de figura humana.
Cuando me anime a mandar algo a CUALQUIER FRUTA, aviso.
Muchas gracias por preguntar.
Un fuerte abrazo.
Sería lindo ver algo pronto, anímese. Que el arte no es arte si no se comparte.
ResponderEliminar;)